Durante más de seis meses, un escandaloso robo millonario se gestaba en una tienda de tecnología dentro del Jockey Plaza. El protagonista de esta operación fue Edwind Benavides Panez, un trabajador del área de almacén, quien logró sustraer 437 iPhones de alta gama sin ser detectado por la empresa ni por los sistemas de seguridad del centro comercial.

 

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Benavides aprovechó su acceso al almacén para alterar los registros del inventario. Según la investigación policial, él creaba códigos de barras falsos desde su laptop, para registrar salidas de equipos como si fueran parte de entregas oficiales. «Yo generaba un movimiento en el almacén que yo mismo atendía, por cuanto yo despachaba y recibía. Aprovechaba pedidos de la tienda para armar otro paralelo» contó.

Los iPhones no salían por la puerta principal, sino en cajas que él mismo extraía de forma discreta. ¿El punto de entrega? Nada menos que los baños del centro comercial, donde su primo, José Luis Cotrino Panez, recibía los equipos.

«Con los pedidos juntos, los sacaban de la tienda y se lo daba a mi primo. Cuando le daba los equipos en el baño del Jockey, él me pagaba en efectivo. A veces me daba adelantos o me lo daba después en su casa«, declaró.

 

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Los dispositivos pasaban a manos de la pareja Nory Inga y David Huamán Flores, quienes revendían los celulares. Los ofrecían en redes sociales y en una conocida galería en el Cercado de Lima con precios entre S/ 2,000 y S/ 4,500, pese a que su valor real en el mercado superaba los S/ 7,000.