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Luchadoras, valientes y guerreras, así son las mujeres peruanas, emprendedoras y trabajadores que hacen hasta las labores más complicadas para salir adelante y sacar adelante a sus familias.

Son guerreras y están al servicio de los ciudadanos. Día a día trabajan para sensibilizar y concientizar a los pobladores.

Una muestra de mujeres de lucha son las orientadoras de las ciclovías que día a día trabajan para sensibilizar y concientizar a los peatones, ciclistas y conductores de vehículos motorizados.

Pilar, Llully, Iraida y Berminda, son parte de este equipo y tienen una historia detrás, de empuje que puede ser el reflejo de muchas mujeres.

POR LA FAMILIA

Berminda Moreno, tiene dos hijos de 22 y 6 años. Estuvo estudiando Educación, sin embargo, la urgencia de cubrir los gastos en casa no le permitieron terminar su carrera. En los últimos 10 años, se dedicó 10 horas diarias a trabajar en el área de seguridad de una empresa. Sumado el tiempo que se demoraba en el transporte público, llegaba tarde y muy cansada a su casa.

Era una preocupación constante no tener más tiempo para estar con su pequeño hijo por lo que se decidió a buscar otro trabajo a través de diferentes convocatorias.

Encontrar trabajo para ella era difícil, siempre preferían a gente más joven o con experiencia que ella no tenía, sin embargo, siguió en su búsqueda imparable hasta que entró a formar parte del equipo de orientadores, donde conoció a varias mujeres con las que compartiría diariamente sus horas de trabajo y ante tanto entusiasmo de ellas, un día, decidió dejar la bicicleta que usaba solo los domingos para emplearla como su transporte diario.

A sus 46 años, se ha convertido en una ciclista urbana, demostrando que nada la frena para lograr sus objetivos. Ahora, en 20 minutos, se moviliza desde El Agustino hasta la ciclovía de Canadá, donde ha sido designada. Se siente más activa y tiene un mejor horario que le permite pasar tiempo en familia, porque cuando uno tiene hijos, ellos son la prioridad, nos comenta.

Berminda sabe que ser orientadora de una ciclovía requiere de mucho carácter y eso a ella no le falta, además, gracias a sus conocimientos en educación, sabe cómo llegar a los peatones y a los nuevos ciclistas por lo que cuando recibe un comentario de agradecimiento y le dicen “Eres un ángel”, se le marca una sonrisa debajo de esa mascarilla que estamos obligados todos a usar por salud.

NUNCA SE DEBE DEJAR DE APRENDER

Lluly Ramírez, es una ucayalina que como muchos viajó a Lima cuando cumplió la mayoría de edad, buscando mejores oportunidades para desarrollarse.

Hace un año, trabaja como orientadora en las ciclovías previniendo en la vía a los usuarios para evitar accidentes.

Este trabajo es una nueva experiencia que me ha permitido tratar con diferentes tipos de personas y a contribuir con mi granito de arena para tener una ciudad mejor. Yo soy madre soltera con tres hijos de 15,11 y 3 años, por lo que lucho día a día para sacarlos adelante, porque las mujeres somos valientes y somos ejemplo para nuestros hijos” nos comenta cariñosamente Lluly.

Pero eso no es todo, pues cuando ella termina su turno, regresa a casa y después de revisar las tareas de sus hijos continúa trabajando en su casa a través de las redes sociales con su emprendimiento donde vende zapatillas y sigue clases virtuales donde está aprendiendo técnicas para relacionarse con las personas en la vía y conociendo sobre el perfil de los consumidores para desempeñarse cada vez mejor como orientadora y emprendedora.

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Ella aún tiene metas por alcanzar, su hija mayor quiere ser periodista, el segundo hijo bombero y al más pequeño le encanta pintar, ella no parará hasta cumplirles todos sus sueños.

A PESAR DE LAS ADVERSIDADES

Un ejemplo de superar las diferentes pruebas que nos pone la vida, es Pilar Delgado, una mujer que después de una operación y una larga recuperación, debido a un accidente que provocó un trauma en su cerebro, logró recuperar el habla y la movilidad de su cuerpo.

Si hay problemas, soluciones también” y eso es lo que he querido inculcar a mis hijas de las que estoy muy orgullosa y lo pongo en práctica día a día en mi trabajo” nos dice esta orientadora de la Subgerencia de Transporte No Motorizado de la Municipalidad de Lima, como dice en su chaleco.

Pilar es la una de las primeras mujeres que se integró al equipo de orientadores en las ciclovías y se ha ganado el respeto de todos por su firmeza. “A ella no le importa el tamaño del vehículo ni las palabrotas de algunas personas que no respetan las normas, se pone al frente y los detiene. Mis respetos para ella”, señaló su compañero.

LAS NORMAS SE RESPETAN

Con sus 34 años bien puestos, Iraida Del Valle, es una venezolana que llegó al Perú hace 6 años para sacar adelante a su familia que vive en Venezuela.

Está muy contenta como orientadora porque se ha ganado la confianza de sus supervisores quienes le delegan funciones de mayor responsabilidad porque le pone mucha dedicación a todo lo que hace.

Es una ventaja para ella ser venezolana porque cuando se encuentra a un motociclista extranjero, le dice que ella también lo es y deben de respetar las normas del país que los acogió.

Agradecida con todas las personas que la han apoyado y con su carnet de extranjería en mano nos dice que está enamorada y se siente una peruana de corazón.

Ellas son parte del equipo de las orientadoras de las ciclovías de la Municipalidad de Lima que están colaborando por mejorar nuestra ciudad y disminuir accidentes. Si se cruza con ellas, recuerde que son un ejemplo de lucha en nuestra sociedad.

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