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La frustración de Argelia de ver que su vecino, el Reino de Marruecos logra mayor prestigio y apoyo internacional con respecto al Sáhara y que a nivel interno se afianza la democracia en ejemplares elecciones generales, realizadas el 8 de setiembre en Marruecos, la hace reaccionar de manera irracional y hasta demencial, rompiendo, sin motivos valederos, relaciones diplomáticas. Asimismo, acaba de prohibir el uso de su espacio aéreo de naves militares y civiles de Rabat.

Como señalaba el psiquiatra noruego David Abrahansen: “La frustración es la nodriza de la violencia”. Los satélites han revelado inusuales movimientos de tropas de Argel en su frontera con Marruecos. Entretanto, su títere, el Frente Polisario trata de confundir a la opinión pública internacional, con fantasiosos choques militares y hasta el día de ayer, inclusive, realizaron unos 319 partes de guerra. Una “guerra” de la que ni siquiera se han dado cuenta los Cascos Azules de la ONU, que se encuentran en el lugar y que confirma el embuste de los sucesos.

En ambos casos, sus medios de prensa han acentuado su agresividad para con el Reino. Los informativos del Polisario revelan que Argel tomará más medidas contra Rabat.

La única explicación -y esquizofrénica- es que Argel se encuentra en un ambiente interno convulsionado, con las manifestaciones de Hirak, que exigen mayores libertades y democracia, la exigencia de autodeterminación de los bereberes de Cabilia, el desempleo galopante, la corrupción pese a la bonanza de los hidrocarburos, los estragos por el mal manejo de la pandemia y los incendios forestales. Esas crisis, que no son canijas, en lugar de enmendarlas, hacen que la emprendan contra su vecino, para lograr una cohesión nacional.

Ese escalamiento de medidas, hacen temer el inicio de un conflicto bélico, del cual el Consejo de Seguridad de la ONU, debe estar informado y advertido sobre quién es el agresor: Argelia.

Marruecos, por su parte, ha reaccionado con serenidad e incluso ofrecido ayuda para combatir los incendios forestales, el Covid, reabrir las fronteras cerradas desde 1994, y como señala el Rey Mohammed VI “establecer relaciones bilaterales basadas en la confianza, el diálogo y la buena vecindad”.

Argelia tiene una diplomacia estancada en la Guerra Fría y con un gobierno no democrático digitado por los militares. Crea y utiliza al Polisario para lograr una salida al Atlántico, atentando contra la integridad territorial de Marruecos. La ONU se dio cuenta de ello e incluyó a Argelia como parte en las conversaciones del Sahara. Ya no era un simple observador, porque en realidad era el problema. Fue su mayor revés diplomático.

La entrada Por: Ricardo Sánchez Serra / Argelia atenta contra la paz en el Magreb se publicó primero en La Razón.