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Seguimos confiados en que el Presidente Petro actúa con buenas intenciones.  Lo que acontece con la nueva Reforma Agraria, (la 4a.en Colombia),es que si no hay un programa inteligente que lo soporte, este termina por ser de escaso éxito, chambón y chapucero.  No se trata de subestimar su buena voluntad, pero veamos:

(Aunque estamos tratando temas específicos de Colombia, nuestros países latinoamericanos, tenemos en común las mismas virtudes como los mismos defectos.  Estamos cortados, por la misma tijera de  la violencia y la degradación, de la ilustrísima Reina Isabel La Católica y sucesores).

Ha habido Reforma Agraria a todo lo ancho y largo de nuestros países ¿Y cuál ha sido el resultado final?  A la postre, no ha habido resultado alguno que nos enorgullezca y sea ejemplo para otros países.

Mencionemos la de Ecuador en 1964; la de Perú en 1969; la de Chile en 1973 y una de las varias en Colombia, la de 1961. Ninguna, puede decirse, que aún funciona como fue planeada originalmente y haya dado resultados ejemplarizantes.  El resultado ha sido, a lo largo de procesos de varios años, una frustración. ¿Y en dónde está la Reforma Agraria del «Rey de la Melodía», el abogado Fidel Castro?  No es mucha la información que se tiene hoy desde Cuba, pero es probable que no haya sido un éxito.

La cuestión de fondo, no es como dicen, «soplar y hacer botellas», lo cierto es que en una Reforma Agraria, lo básico y más importante, es que si el campesinado o los beneficiados no cambian su actitud mental, muy poco es lo que se puede lograr.

Una Reforma Agraria, implica que una «parcela» tendría que tener todos sus equipos disponibles para la explotación a un costo altísimo, por cuanto los equipos estarían sub-utilizados.  Volvería económicamente ineficiente el minifundio; la producción no compensaría los costos; al momento de la entrega, los lotes debían tener muy buenas carreteras de acceso y de egreso del producto final. Y qué diríamos al día de hoy:

¿Se encuentran altamente tecnificados: los terrenos, el tipo de productos a sembrar o producto de explotación para consumo nacional o para exportación ? Y lo más importante de todo, ¿se encuentran altamente tecnificados los beneficiarios campesinos?

Y volviendo al tema de los guerrilleros asesinos, sentaditos en los Cuerpos Legislativos, debemos mirar el esquema que hay, con racionalidad.  En realidad, en nuestros países latinoamericanos, hasta la fecha, ha habido y aún hay, injusticias sociales. Aún así, nuestros países no están total y socialmente descompuestos.  Es decir, hay injusticia social en algunos sectores.  En otros sectores de la sociedad, el ser crece, se educa, se gradúa profesionalmente, trabaja, tiene ingresos que le permiten vivir, mantener una familia, etc. Y no son personas que pertenezcan a la «oligarquía».

Por eso es que todas esas «revoluciones» que se han intentado en nuestros países latinoamericanos, han sido, desde la famosa «Revolución Cubana», una payasada, un oportunismo, una copia y un fracaso, porque los cambios sociales se van haciendo, eliminando de tajo la corrupción y trabajando con honradez, honestidad y un alto deseo de realizar beneficios para toda la población y sobretodo, para la desamparada.

De manera, que esa estupidez del expresidente Juan Manuel Santos, de darle cupo a estos asesinos guerrilleros en las mullidas poltronas de Senado y Cámara, ha sido una forma tácita de reconocerles: ¡que sí tenían razón en asesinar, en destruir pueblos, en destruir familias, en secuestrar, en violar niños y adultos, en hacer masacres, etc.!  Y que por lo tanto, son ampliamente «merecedores» de dichas poltronas.

Y eso es lo que está comenzando a hacer el Presidente Petro:  (Ya se los había advertido:) «Uds. no se preocupen, más temprano que tarde, Uds., que cometieron desmanes en las manifestaciones, ustedes los de «Primera Línea», (que rompieron vitrinas y saquearon),van a salir libres.Tengan paciencia. Uds. son «presos políticos» y además, serán llamados, «Promotores de Paz». Y así sucesivamente, Senado y Cámara se irán llenando de paramilitares, narcotraficantes y otras «hierbas», con su «vasto» conocimiemto de leyes, a darle clases de moral, honradez, etc. al Pueblo Colombiano.

(*) Miembro A.I.E.L.C.

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