Parecía que Dina Boluarte volvería a quedarse sin su viaje al Vaticano. La tía trató de buscar respaldo invitando a las cabezas del Congreso y del Poder Judicial. Para empezar, la presidenta del PJ, Janet Tello, rechazó públicamente el ofrecimiento de Boluarte. Mediante un oficio y a través de las redes sociales de la institución, la jueza descartó el viaje por compromisos previamente aceptados. Otro cantar fue el supuesto desplante del presidente del Congreso, el otorongo acuñista Eduardo Salhuana.

El legislador dijo no saber que sería invitado para, acto seguido, decir que la prioridad de la jefa de Estado debería de ser “arreglar la casa” antes de pensar en el Vaticano. Aunque al final todo fue humo porque se aprobó el pedido con votos de Fuerza Popular, el acuñismo, Renovación Medieval, Avanza País y el Bloque Magisterial. Terribles alcahuetes.

Crisis en Perú no impide que Boluarte arme maletas rumbo al Vaticano… con bendición del Congreso

A Dina Boluarte poco o nada le importa que medio Perú esté en llamas y la otra mitad en paro nacional. Ni siquiera intentó disimular el papelón que protagonizó en menos de 24 horas: primero dejó que su fiel escudero, Gustavo Adrianzén, hiciera su show en cadena nacional y renunciara en vivo y en directo, y al día siguiente —como quien cambia las cortinas— recicló a sus ministros y nombró oficialmente a quien ya venía moviendo los hilos como premier en la sombra: Eduardo Arana.

Así, mientras el país se tambalea entre protestas, inseguridad y violencia, la presidenta se tomará cuatro días de “descanso espiritual” para asistir a la entronización del Papa León XIV. Todo un espectáculo diplomático para aparentar que aquí no pasa nada, que el Perú marcha bien y que ella tiene bajo control el timón… aunque todos sabemos que su barco ya se hundió.

Ojalá no se le chamusquen los pies, apenas pise territorio sagrado. ¿La recibirá León XIV? 

Poder Judicial decide declarar nula acusación por obstrucción a la justicia del caso ‘Cocteles’

En un giro digno de telenovela judicial, el caso “Cócteles”, protagonizado por Keiko Fujimori y su elenco de coimputados, acaba de recibir su plot twist más absurdo. El juez Wilson Verástegui, en un acto de déjà vu legal, ha decidido que todo lo relacionado al delito de obstrucción a la justicia debe retroceder como cangrejo a la fase de investigación preliminar.

¿La excusa? El fiscal José Domingo Pérez, según el Tribunal Constitucional, actuó con la objetividad de un hincha en la final U vs. Alianza. Así, el juez, haciendo de héroe inesperado, anuló acusaciones y autos como si fueran apuntes de una borrachera jurídica. Eso sí: los otros delitos siguen en pie, porque en este reality nadie se salva del todo. Mientras tanto, los imputados, entre abogados, exasesores y un Yoshiyama, deben sentirse como en un juego de mesa donde las reglas cambian cada vez que el Constitucional lanza los dados. Y el público, entre palomitas y escepticismo, se pregunta si esto es justicia o un loop infinito de tecnicismos.

Al menos, el Poder Judicial ya tiene su próximo guion: “Cómo preparar un cóctel… de nulidades”. 

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