Setentaicinco años después, la memoria histórica encuentra un nuevo espacio de expresión en “1950”, una exposición fotográfica que documenta el levantamiento civil del 13 al 15 de junio en Arequipa, episodio clave del siglo XX poco visibilizado en el imaginario colectivo. Carlos Ambrosio, fotógrafo y curador de la muestra, propone una mirada cruda, pero reflexiva sobre la resistencia popular frente a la dictadura de Manuel A. Odría, utilizando la fotografía como canal de reconstrucción histórica y emocional.

Orígenes de la muestra: el impulso detrás de “1950”

El surgimiento de “1950” es un ejemplo de cómo el arte puede nacer de colaboraciones interdisciplinares y de la necesidad de ampliar narrativas históricas desde lo sensible. En este caso, la propuesta parte de un interés por complementar una obra de teatro con un proyecto visual que rescate la memoria colectiva.

—Carlos Ambrosio, ¿cómo nació la idea de esta exposición?
—“La verdad lo que sucedió fue que Sebastián Pastor, quien es publicista y se encargaba de la publicidad de la obra de teatro ‘1950’, me contactó porque ya había visto trabajos previos míos de curaduría. Quiso ver la posibilidad de hacer un agregado a la obra y ese agregado era una exposición sobre el tema”.

—¿Cuál fue tu primer acercamiento con este episodio histórico?
—“Viene de un libro que encontré en la biblioteca, el de Elard Fuentes Pastor. Me interesó mucho porque muestra de dónde proviene el legado del Colegio de Independencia Americana. Esta exposición me permitió acercarme más a eso”.

—¿Qué te motivó a contar esta historia mediante fotografías?
—“Creo que no hay un elemento más apropiado para lograr un acercamiento a la realidad como lo puede ser la fotografía”.

Proceso de investigación y selección fotográfica

El proceso curatorial de “1950” combina rigor académico con sensibilidad estética. El valor documental de las imágenes no solo depende de su nitidez técnica, sino también de su capacidad de evocar el clima social y político de la época.

—¿Cómo fue la curaduría de la muestra?
—“Comenzamos con una investigación académica. Usamos libros de Reynosa, Elard Fuentes y Napoleón Sosa. También recurrimos a fuentes periodísticas”.

—¿Qué dificultades encontraste al buscar material visual?
—“Había que encontrar imágenes de buena calidad. Muchas fotografías antiguas no tienen la nitidez suficiente, especialmente las impresas en periódicos”.

—¿Alguna imagen te impactó en particular?
—“Lo que más me marcó fue la fuerza comunicativa de algunas imágenes. Debían ser potentes y transmitir el mensaje que queríamos dar”.

Estética y narrativa visual en “1950”

La muestra apuesta por un lenguaje visual sobrio y directo. El blanco y negro y los encuadres elegidos actúan como dispositivos de memoria que articulan una narrativa no lineal, centrada más en el sentir colectivo que en la cronología de los hechos.

—¿Qué criterios artísticos guían la muestra?
—“Buscamos imágenes que fueran potentes. El objetivo no era glorificar, sino representar los hechos con la mayor honestidad posible”.

—¿Las imágenes son testimonio o interpretación?
—“Son periodísticas, casi documentales. No hay ficción. Es un acercamiento a la verdad de ese momento”.

—¿Cómo evitaste caer en una mirada idealizada?
—“Lo evitamos con una selección responsable. Se trata de enaltecer la memoria, no de mitificarla”.

Memoria, política y resistencia

El levantamiento de 1950 representa uno de los últimos grandes actos de insubordinación civil en Arequipa. Más que una revuelta organizada, fue una reacción espontánea que revela el poder de la indignación colectiva frente al autoritarismo.

—¿Qué lugar ocupa este episodio en la historia de Arequipa?
—“No creo que esté invisibilizado en la narrativa oficial. Más bien, no hay muchas narrativas al respecto. La ciudad a veces olvida episodios muy específicos de su historia”.

—¿Qué riesgos enfrentó la población?
—“Enfrentar a la Guardia Civil es algo muy grave. No creo que todos estuvieran en contra de Odría, pero sí hubo una defensa de los estudiantes y un rechazo a la represión”.

Diálogo con el presente: heridas abiertas

La exposición no solo rescata un hecho histórico, sino que interpela al presente. En una coyuntura nacional marcada por el desencanto político, “1950” plantea preguntas sobre la capacidad de resistencia ciudadana y la vigencia del espíritu rebelde arequipeño.

—¿Está vivo ese espíritu en la ciudad?
—“Creo que el espíritu está allí. No porque sea algo propio de Arequipa, sino porque el ser humano tiene ese factor revolucionario”.

—¿Qué paralelismos ves con la actualidad?
—“Arequipa siempre ha sido contraria a los regímenes autoritarios. Hay una conciencia social muy fuerte que sigue vigente”.

—¿Qué esperas del público joven?
—“He visto adultos sobre todo, pero hay jóvenes que se conmueven. Espero que se conecten y que dejen de verse como apolíticos”.

El rol del arte frente a la historia y la memoria

Lejos de una mera reconstrucción factual, el arte permite activar memorias afectivas y personales. Esta exposición, aunque basada en documentos reales, plantea una experiencia que es también política y ética.

—¿Qué papel cumple el arte en este tipo de proyectos?
—“El arte es parte de esa memoria histórica. Consumimos cultura todo el tiempo, y el arte es vehículo de esa cultura”.

—¿Qué responsabilidad tiene el artista frente a la violencia?
—“Creo que no se puede ser artista sin una sensibilidad especial. El artista representa lo que vive su entorno”.

—¿Es homenaje o advertencia?
—“Es más un homenaje. La exposición busca enaltecer un suceso magnánimo como fue el de 1950 en Arequipa”.

—¿Qué sigue después de esta muestra?
—“No es mi rubro principal, pero me interesa seguir explorando episodios similares. Estoy trabajando también en una muestra colectiva que se inaugurará en julio en el Centro Cultural de la UNSA”.


“1950” no es solo una exposición fotográfica: es una ventana al pasado para dialogar con el presente. En un país donde la memoria se disuelve con facilidad, esta muestra propone un acto de resistencia visual que interpela a Arequipa y a toda una nación a no olvidar que la dignidad también se defiende desde la imagen.

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