Super Mensajes

JORGE MANCO ZACONETTI

 

Estamos en medio de la crisis más profunda de la historia económica y social del Perú en el año del Bicentenario. No solamente por tener casi 100 mil muertos adicionales en las estadísticas de fallecidos en relación al 2019, en su mayoría por Covid 19 y también de otras enfermedades.

Si a ello se suma, la caída del 11. 2 % del valor de la producción estimado por el PBI durante el 2020, estamos ante el peor año de la historia republicana. Es más, el 2021 mientras la mayoría de peruanos no esté vacunada, la crisis, la incertidumbre y el miedo al contagio persistirá, comprometiendo el futuro crecimiento económico y social del país.

Agrava esta realidad la precariedad de los gobiernos de turno, que se expresa en la “crisis política” no solo por haber tenido cuatro presidentes de la República desde el 2016 (PPK, Vizcarra, Merino y Sagasti) a la fecha, sino por la miopía, ambición, y corrupción de nuestra clase política.

Próximos a un proceso electoral en plena crisis sanitaria, debemos elegir y apostar por la gobernabilidad, las prácticas democráticas, los mayores compromisos de inversión, y una lucha radical contra la corrupción.

Debemos elegir a ciudadanos probos con visión de estadista en la peor crisis económica, política y moral de nuestra historia. Que como diría Jorge Basadre el Perú, “es un problema y una posibilidad”, sin “mesianismos incendiarios ni congelados indiferentes” ni refundaciones republicanas por inventar.

Desde ese punto de vista ante el clamoroso subempleo y desempleo que embarga a más de 14 millones de peruanos, en edad de trabajar, más del 70 % de la Población Económicamente Activa (PEA),necesitamos promover los mayores volúmenes de inversión privada y pública.

En medio de una crisis sanitaria galopante, que ha superado los límites del Estado en la provisión de servicios de salud, falta de oxígeno, carencia de camas de cuidados intensivos, limitaciones en la vacuna, falta de personal médico en los hospitales, resulta evidente una prioridad incrementar los presupuestos en salud en los próximos años.

DESTRABANDO INVERSIONES

Hoy más que nunca se demandan inversiones de capital en los diversos sectores de la economía peruana. En tal sentido, debemos aprovechar el contexto internacional en lo referente a los precios internacionales de las materias primas, en especial del cobre que ha superado contra todo pronóstico, los niveles de US $ 3.50 dólares la libra, igualmente los altos precios del oro, plata, y zinc.

Existen importantes proyectos de oro y cobre que están en la lista de espera desde hace varios años. En la presente coyuntura, es importante alcanzar consensos sociales y políticos para destrabar importantes proyectos mineros.

Un proyecto emblemático por la oposición social que suscita entre la población del Valle del Tambo, es el proyecto cuprífero de “Tía María” en Arequipa, que debe ser destrabado por el próximo gobierno.

Pensar en fórmulas creativas que preserven el medio ambiente con una visión moderna, donde es posible desarrollar la minería de cobre conjuntamente con las unidades agrícolas como sucede en otras partes del mundo.

Por ello, el próximo gobierno tiene el compromiso de viabilizar parte de los US $ 57 mil millones de dólares en diversos proyectos mineros. Con la creación de cláusulas ambientales podría ser viable el proyecto de “Tía María” y otros que encuentran un razonable recelo de las poblaciones campesinas.

Si existe el temor de contaminación en parte de las 14 mil hectáreas del valle del río Tambo por ejemplo, se debe crear un “fideicomiso ambiental” por una posible contaminación, financiado por el capital minero, mediante el cual se valoriza la hectárea afectada. Ello implica poner en valor las tierras de cultivos para superar, la oposición radical a la minería.

EFECTO MULTIPLICADOR

Las inversiones mineras formales están reguladas por los diversos organismos del estado, y son las que debieran ser promovidas, pues tienen un efecto multiplicador en el conjunto de la economía.

Aproximadamente US $ 2,000 millones de inversiones en un proyecto minero hace crecer en un punto el PBI el valor de la producción en un año, por la demanda en diversos bienes y servicios que se realizan.

En la etapa de construcción se demanda mano de obra temporal directa e indirecta con su efecto multiplicador. Si bien la maquinaria es importada, esta importación moviliza una serie de servicios colaterales, al margen de los impuestos que se generan.

Se demanda acero, cemento, ladrillo, energía, alimentos, comercio. Hay un efecto “acelerador y multiplicador” de las inversiones mineras, que nos pueden servir para salir de la recesión económica cuyos efectos pueden durar hasta el 2024.

Por ello, el próximo gobierno debe fomentar las mayores inversiones, grandes, medianas y pequeñas para generar empleo, y reactivar la economía. Se debe dialogar con los grandes inversionistas, y grupos de “poder económico” con compromisos en firme.

En el caso del sector minero su alta rentabilidad y generación de renta es un incentivo que no está siendo lo suficientemente aprovechado en la presente coyuntura. En este rol, el Estado y el próximo gobierno tiene un rol fundamental que cumplir.

Por las propias condiciones y características de la actividad minera, relativo aislamiento de las operaciones para guardar en mejores términos la cuarentena y emergencia sanitaria. La relativa descentralización de la minería en el país, son factores que fortalecen la prioridad de las inversiones mineras, al margen de la demanda externa.

Mientras en nuestro vecino del sur, Chile el producto minero disminuyó en 1 % en el Perú la caída del PBI minero ha sido superior al 20 %. Ello explica en parte porque la economía chilena ha salido mejor librada de la crisis que la peruana, al margen de los mayores bonos a su población.

Sería lamentable que los sesgos ideológicos de una parte de la izquierda democrática peruana, en especial si fuera gobierno no aproveche la coyuntura internacional favorable de precios. Se trata de generar la mayor riqueza en el país, para una mejor distribución social.