Las lluvias en Texas provocaron inundaciones que dejaron 82 muertos, decenas de desaparecidos y una crisis humanitaria que sigue sin contenerse.


Las inundaciones en Texas han causado la muerte de al menos 82 personas, entre ellas 28 menores, y han dejado más de 40 desaparecidos. Las lluvias intensas arrasaron el centro del estado desde el 4 de julio, afectando principalmente al condado de Kerr, donde se concentra la mayor parte de la tragedia. La emergencia sigue activa, con más precipitaciones previstas y miles de personas desplazadas. Las labores de rescate continúan mientras la ayuda federal llega a cuentagotas.

Kerrville, el epicentro del desastre

La mayor parte de las muertes ocurrieron en el condado de Kerr, donde se confirmaron 68 víctimas fatales, incluyendo 28 menores. El sheriff Larry Leitha informó que solo en esa zona se concentran la mayoría de los desaparecidos, entre ellos 10 niñas y una consejera del campamento de verano Mystic, ubicado cerca del río Guadalupe. Este campamento quedó bajo el agua la madrugada del viernes.

Una madre relató que las consejeras salvaron a su hija y a otras menores guiándolas por los rápidos en plena noche: “Dos consejeras estaban en los rápidos y una en la colina seca, cambiando a las niñas de mano en mano”, dijo a CNN. Muchas de ellas perdieron los zapatos y escalaron una colina rocosa hasta llegar a un lugar seguro.

En el resto del estado también se reportaron muertes: seis en el condado de Travis, tres en Burnet, dos en Kendall, dos en Williamson y una en Tom Green. El número de víctimas sigue en aumento mientras se intensifican las tareas de búsqueda y recuperación.

Estado de emergencia y respuesta insuficiente

El gobernador Greg Abbott advirtió que la amenaza de inundaciones persiste en varias regiones debido a nuevas lluvias previstas, especialmente en Big Country, el valle de Concho y el centro del estado. Durante una conferencia de prensa, señaló que Kerrville será prioridad en la respuesta estatal.

A pesar de las alertas emitidas por el Servicio Meteorológico Nacional, no se activaron sirenas de advertencia en el condado de Kerr. Las autoridades locales habían considerado instalarlas, pero nunca lo hicieron. La falta de preparación en infraestructura básica dejó a miles sin alerta adecuada ni rutas seguras de evacuación.

La Guardia Nacional de Texas, con apoyo de drones militares y helicópteros MH-65 Dolphin, realiza operativos de búsqueda con cámaras térmicas. Hasta ahora, la Guardia Costera ha participado en más de 230 rescates y ha asistido a más de 165 personas.

Apoyo federal y contradicciones

El presidente Donald Trump firmó una declaración de desastre mayor que permitió activar a la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA). Esta habilitó siete refugios y distribuye agua y alimentos. A pesar del colapso logístico, Trump evitó responder sobre su plan previo de desmantelar FEMA: “Podemos hablar de FEMA más adelante, pero ahora mismo están ocupados trabajando”, dijo a la prensa.

Trump también anunció que “probablemente” visitará Texas el viernes, y afirmó: “Seguiremos estando allí. Es algo horrible lo que ocurrió, absolutamente horrible”.

Solidaridad desde el deporte

La Fundación NFL, junto a los Dallas Cowboys y los Houston Texans, donó un total de 1,5 millones de dólares para ayudar a los afectados. Cada equipo comprometió medio millón. “Seguiremos apoyando las labores de búsqueda, rescate y recuperación en las próximas semanas”, dijeron los Texans.

Los Cowboys, por su parte, señalaron que están “colaborando estrechamente con el Ejército de Salvación en su respuesta clave”.

“La búsqueda continúa”

El jefe del Departamento de Bomberos Voluntarios de Marble Falls, Michael Phillips, desapareció el sábado mientras atendía un llamado de rescate. Fue arrastrado por la corriente a las 4:30 a.m. en la carretera 1174, cerca de Cow Creek Road. Su comunidad sigue buscándolo.

Mientras las aguas bajan lentamente, el dolor crece. El número de víctimas deja al descubierto la fragilidad de las comunidades ante eventos climáticos extremos y la falta de preparación estatal. Texas vive una de sus peores tragedias recientes y aún queda un largo camino por recorrer.