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BOGOTÁ, 17 jun (Reuters) – Gustavo Petro despertó a la vida política al ver llorar a su padre con la muerte del argentino Ernesto ‘Che’ Guevara y militó en la guerrilla del M-19. Ahora busca dar el mayor salto en su carrera convirtiéndose en el primer presidente de izquierda en Colombia con el apoyo de millones de electores.

Petro, quien propone profundos cambios económicos y sociales para acabar con la pobreza, enfrentará el domingo en la segunda vuelta de la elección presidencial al septuagenario empresario Rodolfo Hernández, que sorprendió al llegar al balotaje con una campaña a través de la red social TikTok.

El exalcalde y senador, de 62 años, convirtió sus humildes comienzos y su pasado revolucionario en un movimiento que ha atraído a jóvenes y pobres con su discurso de cambio.

Aunque se prevé una cerrada votación, la posibilidad de que el candidato del Pacto Histórico gane el balotaje preocupa a muchos en un país tradicionalmente conservador.

“En Colombia nunca ha existido una experiencia de gobierno progresista. Todos los intentos de un siglo para acá fueron condenados a la violencia, incluso al asesinato de los mismos dirigentes que se sugerían un cambio”, dijo Petro en una entrevista con Reuters al explicar la razones por las que genera temor en un sector de la población y de los empresarios.

El político aseguró que es víctima de un ataque brutal de sus opositores, que aseguran que se perpetuará en el poder, que expropiará viviendas y convertirá a Colombia en una Venezuela.

“A través del miedo logran de todas maneras que una parte de la sociedad sea adversa a nosotros”, afirmó.

Conocido por sus apasionados discursos en el Congreso contra la corrupción y los grupos paramilitares, Petro -economista de profesión- recordó que se sintió conmovido por el asesinato del presidente socialista de Chile Salvador Allende y desde entonces se comprometió a luchar contra la desigualdad, la exclusión y la pobreza.

Sus planes de cambiar el modelo económico incluyen subir los impuestos a los dueños de grandes extensiones de tierras improductivas y de alejar a Colombia de la dependencia económica del petróleo y del carbón para dar paso a energías limpias.

En una reciente manifestación llamó al carbón y al petróleo ‘venenos’ y los comparó con la cocaína por su poder nocivo.

Su buen rendimiento académico en un colegio público le permitió cursar una beca en la carrera de economía en una universidad privada.

LA SOMBRA DEL PASADO

Aunque nunca combatió, lo persiguen sus años de militancia en el desaparecido grupo guerrillero M-19, que asaltó en 1985 el Palacio de Justicia en el centro de Bogotá, en un ataque que dejó casi un centenar de muertos.

El pasado violento del grupo rebelde es un fantasma con el que carga a cuestas y es usado por sus opositores para atacarlo.

Fue arrestado en 1985 por el ejército en posesión de armas, estuvo en una cárcel 16 meses y denunció torturas de los militares.

Su elección en 2011 como alcalde de Bogotá, el segundo cargo más importante de Colombia después de la presidencia, se vio como una prueba de que la política era el camino a seguir por movimientos guerrilleros como las FARC, que finalmente se desmovilizaron en 2016 y formaron un partido político.

Su eventual victoria podría asegurar la continuidad en la implementación del acuerdo de paz que puso fin a cinco décadas de conflicto armado con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Petro promete que la cuarta economía de América Latina será inclusiva, con un sistema de banca pública que garantice crédito a bajo costo a pequeños y medianos empresarios, además de un sistema gratuito y universal de acceso a la educación terciaria.

Pero hacer realidad esas propuestas sería difícil con una economía débil, con una nueva generación de grupos ilegales armados dedicados al narcotráfico y miles de inmigrantes venezolanos buscando empleo, salud y educación.

Los críticos dicen que sus ideas son similares a las del difunto líder socialista venezolano Hugo Chávez. Petro niega que sus propuestas incluyan la expropiación.

Y aunque por primera vez en la historia la izquierda ganó alrededor de 50 de las 295 curules en el Senado y en la Cámara de Representantes, le sería difícil impulsar reformas a través del Congreso, aunque dice que buscará alianzas con el centro, la izquierda y movimientos minoritarios.

Petro, nacido en un pueblo del norte de Colombia, padre de cinco hijos y que aspira por tercera vez a la presidencia, niega ser un populista, como lo señalan sus críticos y dice que solo busca construir unos pilares que permitan vivir en paz.

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