El hallazgo de Peñico en Barranca ofrece nuevas pistas sobre la expansión de la civilización Caral y su red de comercio interregional.

Un equipo de arqueólogos peruanos anunció el descubrimiento de una ciudad prehispánica de aproximadamente 3.500 años de antigüedad en la provincia de Barranca, región Lima. El asentamiento, denominado Peñico, habría funcionado como un importante centro de articulación comercial y cultural entre las poblaciones de la costa del Pacífico, la cordillera andina y la selva amazónica, según confirmaron autoridades del Ministerio de Cultura. El sitio será habilitado para visitas públicas a partir del 12 de julio.

Un centro urbano con funciones múltiples

Peñico se encuentra a 200 kilómetros al norte de Lima, a una altitud de 600 metros sobre el nivel del mar. Su antigüedad estimada, entre 1.800 y 1.500 a.C., la sitúa en el periodo de consolidación de las primeras sociedades complejas del continente americano. Los trabajos de excavación e investigación, realizados durante los últimos ocho años, han identificado al menos 18 estructuras de carácter ceremonial, residencial y posiblemente administrativo.

Entre sus edificaciones sobresale un gran salón cuadrangular cuyos muros presentan representaciones de pututus, instrumentos de viento elaborados con caracolas. Esta iconografía, de acuerdo con los especialistas, podría asociarse a rituales religiosos y a funciones ideológicas vinculadas al poder político.

El núcleo urbano se organiza alrededor de una plataforma circular central, construida con piedra y barro, que ocupa una posición elevada en la ladera. Las imágenes aéreas captadas por drones revelan una planificación arquitectónica compleja, orientada a actividades comunitarias y de gobernanza.

Conexión con Caral: continuidad civilizatoria

La importancia de Peñico radica en su ubicación estratégica y su posible vínculo directo con Caral, la civilización más antigua conocida de América, desarrollada en el valle de Supe hacia el 3.000 a.C. La arqueóloga Ruth Shady, pionera en el estudio de Caral y actual directora del proyecto Peñico, explicó que este nuevo hallazgo contribuye a llenar vacíos sobre el destino de la cultura Caral luego de su declive por factores climáticos.

“Peñico permite comprender cómo las poblaciones descendientes de Caral se reubicaron y adaptaron a nuevas condiciones geográficas, manteniendo su organización social y su red de intercambio entre los tres pisos ecológicos del país”, señaló Shady a la agencia Reuters.

El arqueólogo Marco Machacuay, representante del Ministerio de Cultura, reforzó esta hipótesis en conferencia de prensa: “Peñico representa una prolongación directa de la tradición cultural de Caral, pero en una nueva ubicación y contexto geográfico que amplió su proyección territorial”.

Evidencias materiales: objetos y tecnología

Durante las excavaciones, los investigadores hallaron un amplio conjunto de artefactos que evidencian la interacción con otros grupos culturales. Se encontraron esculturas de arcilla en forma de figuras humanas y animales, collares confeccionados con cuentas de piedra y conchas marinas, y restos de cerámica con decoraciones geométricas.

Estos materiales apuntan a una red comercial que abarcaba desde la costa hasta la selva alta, permitiendo el intercambio de bienes rituales, productos agrícolas y conocimientos técnicos. Según el equipo técnico, la presencia de objetos marinos a cientos de kilómetros del litoral confirma la existencia de rutas de intercambio ya consolidadas hacia el segundo milenio antes de nuestra era.

Implicancias para la historia regional

El hallazgo de Peñico modifica parcialmente la comprensión del desarrollo de las civilizaciones andinas tempranas. A diferencia de la narrativa tradicional que plantea desarrollos aislados, los nuevos hallazgos confirman la existencia de corredores de integración y estructuras políticas descentralizadas que coexistieron y se comunicaron activamente.

Asimismo, se refuerza la hipótesis de que los Andes centrales no fueron una excepción dentro de la historia universal del urbanismo, sino un escenario paralelo al desarrollo de ciudades en Mesopotamia, Egipto o el valle del Indo.

Valor patrimonial y agenda de conservación

El Ministerio de Cultura ha anunciado que Peñico formará parte de un circuito arqueológico regional integrado, en el que también se incluirán visitas a Caral, Áspero y otros asentamientos preincaicos de la costa norte-centro. Se ha dispuesto la instalación de señalética, un centro de interpretación y la capacitación de guías locales para fomentar el turismo sostenible.

Se estima que el sitio recibirá más de 20.000 visitantes en su primer año de apertura. La comunidad de Peñico y otras localidades cercanas serán incorporadas a programas de protección y desarrollo económico vinculados al patrimonio.

Reflexión final

El descubrimiento de Peñico representa un nuevo hito en la arqueología andina. Su valor trasciende lo histórico: ofrece una ventana hacia la complejidad y diversidad de las sociedades originarias del Perú, en un tiempo en que las rutas del comercio, la espiritualidad y el conocimiento comenzaban a trazar las bases de una civilización milenaria. El reto ahora es proteger, estudiar y difundir este legado con responsabilidad científica y compromiso cultural.