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En una carrera contra el tiempo -y contra el SARS-CoV-2 que no daba tregua- mujeres y hombres de ciencia dieron las primeras respuestas tendientes a poner fin a la pandemia al lograr la autorización de emergencia de las primeras vacunas para prevenir los cuadros graves y muertes por COVID-19. Era diciembre de 2020, y el virus que había detenido al mundo ya se había cobrado más de un millón y medio de vidas en todo el mundo.

Los desarrollos bivalentes prometen proteger contra Ómicron y la cepa original

No había tiempo que perder. Y si bien esas primeras formulaciones mostraron su eficacia al reducir la mortalidad en las siguientes oleadas de la pandemia que siguieron a la primera, los especialistas comenzaron a notar que frente a las nuevas variantes del virus que surgieron luego, la protección no era la misma. Y de allí la necesidad de aplicar refuerzos a la población cada cuatro meses, hecho que no ocurrió ni ocurre con ninguna otra vacuna conocida hasta el momento.

Sin embargo, las diferentes variantes virales que surgieron producto de la natural evolución de la pandemia, dejaron al descubierto la necesidad de “actualizar” las formulaciones para dar respuesta a los nuevos artilugios que halló el coronavirus para infectar.

 

TRES CLAVES DE LAS NUEVAS VACUNAS

 

1- ¿Refuerzos anuales?

En los últimos días se dio a conocer que una versión actualizada de la vacuna COVID del laboratorio Moderna produce un aumento de ocho veces en los niveles de anticuerpos contra la variante Ómicron, según los primeros resultados de los ensayos, lo que aumenta las esperanzas de un refuerzo una vez al año para proteger contra la enfermedad.

La vacuna es la primera formulación “bivalente” que combina la protección contra Ómicron y la cepa original de coronavirus, y es la principal candidata de la compañía para los próximos programas de refuerzo de otoño.

El doctor Paul Burton, director médico de Moderna, dijo que la nueva vacuna elevó los niveles de anticuerpos hasta tal punto que un refuerzo al año podría ser suficiente, a menos que una variante sustancialmente diferente requiera que la vacuna se rediseñe nuevamente.

La inyección de refuerzo “bivalente” modificada de Moderna (mRNA-1273.214) fue diseñada para apuntar en una sola inyección tanto a la variante Ómicron como a la versión original del coronavirus. Por eso, para Quirós, “cuando esas nuevas vacunas estén disponibles podrá reevaluarse la estrategia de vacunación y quizás pasar a una sola aplicación anual de vacuna contra el coronavirus, en 2023″.

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2- Más eficacia

En la mirada del médico infectólogo pediatra Eduardo López (MN 37586),“las vacunas actuales tienen la dificultad de que con tres dosis la eficacia para la variante Ómicron y sus sublinajes, que son las que circulan en el 90% en el AMBA, tienen eficacia del 80% y en general baja rápidamente”.

“De allí que se requieren varias dosis para tener un grado de protección, y es por eso que insistimos que el individuo que hoy tiene dos dosis no está protegido contra un caso grave de COVID”, destacó el especialista.

Y tras destacar que “lo que están haciendo los laboratorios que tienen vacunas de ARN mensajero es combinar el ARN de la vacuna clásica con la variante Ómicron para producir una vacuna bivalente”, López resaltó que “de esta manera se busca que el organismo fabrique anticuerpos tanto contra la cepa original como contra Ómicron, lo que va a lograr que los títulos de anticuerpos sean mucho más específicos y de mayor cantidad contra la variante Ómicron y sus sublinajes”.

En cuanto al aumento de la protección de su nueva vacuna, según informó Moderna en una reciente publicación, “con la dosis de refuerzo de mRNA-1273.214 se aumentaron los anticuerpos neutralizantes frente a Ómicron en aproximadamente ocho veces más al criterio de referencia. También se cumplieron los criterios de valoración primarios de no inferioridad frente al SARS-CoV-2 ancestral”.

 

3- Evitar el contagio

La variante altamente contagiosa Ómicron, identificada por primera vez en Sudáfrica en noviembre de 2021, comenzó a propagarse rápidamente a fines del año pasado y actualmente es la variante dominante en todo el mundo. Este nuevo linaje del coronavirus logró evadir parte de la protección conferida por las vacunas originales debido a mutaciones en la proteína pico a la que se dirige la inyección.

De allí que como beneficio adicional no menor, “esta nueva generación de vacunas ya no sólo evitarán la enfermedad grave, sino que además, podrían directamente evadir el contagio”, según adelantó el ministro Quirós.

“Este modelo de incorporar Ómicron a la vacuna original es lo que se pretende llamar ‘vacunas de segunda generación’, pero es clave que exista un alto nivel de vacunación de la población, si no, siempre el riesgo de que el virus mute y aparezcan variantes que escapen a estas vacunas como ocurrió con las primeras”, evaluó López.

Es que, según explicó el infectólogo, “con las nuevas vacunas se estaría atacando al virus circulante, esto es, la variante Ómicron y sus sublinajes, por lo que si se vacuna a la mayor cantidad posible de población, se estará limitando la capacidad del virus de reproducirse y mutar”.

Además, López aseguró que “probablemente se requieran menos dosis, ya que esta nueva vacuna de Moderna contiene 50 microgramos en vez de 100 como la anterior”. Los datos de estudios como el de Moderna serán fundamentales para la toma de decisiones de los funcionarios. También se espera que Pfizer y su socio BioNTech publiquen pronto los resultados del estudio sobre su dosis rediseñada contra Ómicron.

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