En más de una oportunidad hemos sostenido que, políticamente, apostamos por la gobernabilidad del país y condenamos los intentos de golpe de Estado, bajo cualquier forma. Pero también hemos puntualizado que esto no significa cerrar los ojos ante los evidentes casos de corrupción detectados en el gobierno de Pedro Castillo, los cuales no estamos dispuestos a soslayar.

El último de estos casos ha sido el conocido ayer, que tiene como protagonista principal al empresario constructor Fernando Pazos Huayamares, quien ha sido irregularmente beneficiado por la Superintendencia de Bienes Nacionales a través del reconocimiento de una propiedad de más de 90 hectáreas en el sector Pampa Los Perros, en Chilca, a la empresa Marka Group, a precio huevo, para su posterior reventa al grupo Romero a nada menos que 47 millones de dólares.

El presunto delito se ha conocido por la revelación de colaboradores eficaces y testigos protegidos, extrabajadores del Ministerio de Vivienda y Construcción y de la Superintendencia de Bienes Nacionales, quienes han señalado que fueron presionados, en nombre del presidente Pedro Castillo, para aprobar el mencionado “reconocimiento”. Al negarse, simplemente fueron despedidos y reemplazados por otros más obedientes.

El Ministerio Público supone que Pazos Huayamares ideó la operación y usó, para ejecutarla, a Sada Goray Chong, gerente de su empresa FPH. Como en la SBN, nadie se avenía a firmar el “reconocimiento” de la propiedad solicitada, esa entidad contrató la “asesoría externa” de la abogada Flor Olivera Orellana. Sherlock Holmes decía que los criminales siempre dejan una pista suelta, y así ocurrió en este caso pues Pazos, Goray y Olivera figuran con la misma dirección fiscal.

Para variar, el presidente ha tildado el caso como «invención de la prensa basura». En nuestra opinión, la corrupción no es de izquierda ni de derecha sino de los débiles morales. La mejor prueba de que Castillo es ajeno a estos hechos, sería que él pidiera al Ministerio Público la inmediata detención de los tres implicados, por tomar su nombre.