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Valiéndose de las ventajas de la tecnología en robótica y la arqueología, ingenieros mecánicos del Colegio de Ingeniería de Carnegie Melon han colaborado con paleontólogos de España y Polonia para lanzar una nueva línea de investigación llamada Paleobiónica. Esta une la Softbotica, que emplea electrónica flexible y materiales blandos para construir robots, con los principios de la paleontología, permitiendo la reconstrucción y el estudio más profundo de organismos extintos a través de réplicas robóticas.

Sus esfuerzos iniciales se han centrado en la simulación y la 'resurrección' del pleurocistítido. Detrás de su elección se encuentra el hecho de que el pleurocistítido es uno de los primeros equinodermos (grupo al que pertenecen las estrellas de mar) conocidos que era capaz de moverse usando un tallo muscular. A pesar de carecer de un análogo actual, los pleurocistítidos son de interés para los paleontólogos debido a su papel esencial en la evolución de los equinodermos.

Utilizando los principios de la Softbotica, los ingenieros crearon réplicas robóticas de los pleurocistítidos, estudiando sus patrones de movimiento y comportamiento. “Nuestro objetivo es emplear la Softbotica para devolver la vida a los sistemas biológicos, de modo que podamos imitarlos para comprender cómo funcionan”, afirmó en un comunicado Phil LeDuc, profesor de ingeniería mecánica y coautor principal de la investigación.

En su estudio, demostraron la posibilidad de que los pleurocistítidos se desplazaran por el fondo marino a través del empuje de su tallo, y determinaron que los movimientos amplios y fluidos resultaban ser los más eficaces. Además, descubrieron que alargar el tallo incrementaba en gran medida la velocidad de los animales sin forzarlos a consumir más energía. Este descubrimiento es una evidencia detallada que brinda muchos conocimientos sobre cómo la locomoción ha cambiado a lo largo de la evolución de las especies y abre nuevas puertas en la robótica y la paleontología.