La huelga en Ajinomoto 2025 denuncia condiciones precarias, jornadas extenuantes y bajos sueldos en su planta de producción en Perú.

Trabajadores de Ajinomoto en Perú iniciaron una huelga este 2025 para exigir mejoras salariales, condiciones dignas y el cumplimiento de derechos laborales. Denuncian largas jornadas, sueldos bajos y prácticas que afectan su salud física y mental. El paro visibiliza la tensión entre una transnacional que reporta millonarias ganancias y una clase trabajadora que exige lo mínimo: respeto y justicia.

Explotación en la cocina: el conflicto laboral en Ajinomoto

Este año, la planta de producción de Ajinomoto en Perú se convirtió en escenario de protesta. Trabajadores y trabajadoras decidieron levantar la voz ante una situación que lleva años sin resolverse. La huelga busca denunciar jornadas extenuantes, falta de condiciones adecuadas en el trabajo, sueldos que no alcanzan para cubrir las necesidades básicas y un ambiente laboral que vulnera derechos fundamentales.

Según los manifestantes, la empresa no ha atendido sus demandas de incremento salarial ni ha respetado acuerdos previos en materia de salud ocupacional. “Estamos cansados de que nos traten como si fuéramos descartables. Ajinomoto gana millones y nosotros apenas sobrevivimos”, declaró uno de los trabajadores en medio de la protesta.

La cara invisible de la industria alimentaria

Ajinomoto, reconocida mundialmente por la producción de sazonadores y alimentos procesados, mantiene una imagen corporativa asociada a la innovación y el sabor. Sin embargo, detrás de esa fachada, el personal de planta denuncia sobrecarga laboral y presiones constantes por cumplir metas de producción cada vez más altas, sin aumentos proporcionales en sus ingresos.

Las condiciones dentro de la fábrica, según el sindicato afectan directamente la salud física y emocional de quienes sostienen la cadena productiva. Reclaman también la falta de espacios de diálogo con la gerencia y el uso de estrategias para debilitar la organización sindical.

Un paro con raíces profundas

La huelga de 2025 no surgió de la noche a la mañana. Trabajadores aseguran que llevan años pidiendo ser escuchados. Lo que estalló hoy es el resultado de una acumulación de frustración, precarización y desprecio empresarial por la vida de quienes producen. El paro, además, se enmarca en una crisis más amplia del modelo económico que prioriza las ganancias por encima de los derechos laborales.

Esta no es solo una huelga en una empresa de alimentos. Es un recordatorio de que la comida que llega a nuestras mesas tiene un costo humano que muchas veces se silencia. Lo que se juega aquí no es solo un aumento de sueldo, sino la dignidad de toda una clase que, mientras cocina el futuro, exige no ser olvidada.