Manuel Paz y Miño, filósofo y eticista

 

Como ya sabemos, las elecciones generales de Perú se llevarán a cabo este 11 de abril   para elegir al presidente, dos vicepresidentes y 130 congresistas de la República, así como 5 parlamentarios andinos, todos para el período 2021-2026.

De hecho, la mayoría ciudadana querrá votar por los candidatos de su preferencia, los cuales no necesariamente, a pesar de su gran propaganda, serán los mejores y, evidentemente, si tienen sentencias judiciales, prisiones suspendidas, acusaciones penales en curso, claros indicios de fortunas no bien habidas, moral dudosa, capacidades limitadas y conocimientos pobres de los problemas del país.

No basta que los candidatos tengan excelente oratoria, gran carisma o “buena presencia” y que prometan muchas cosas. Es necesario que sepamos qué han hecho y obtenido en la vida: ¿Qué estudios tienen? ¿Dónde han laborado? ¿En qué trabajan y cuáles son sus ingresos actualmente? ¿Con quiénes se relacionan o se han relacionado laboralmente? ¿Cuál es su situación familiar? ¿Solteros, casados, divorciados o viudos? ¿Tienen hijos? ¿Siempre han vivido en el país o solo recién por las elecciones? Mucha de esa información ya es pública y es nuestro deber como votantes revisar las hojas de vida de los candidatos.

Los candidatos presidenciales en especial deben:

-ser, como ciudadanos, líderes en su profesión y su comunidad.

-ser honestos y fuertes ante la tentación del dinero fácil, mal habido y corrompible.

-ser valientes para enfrentarse a los intereses foráneos y domésticos que perjudican al país.

-saber resolver sus problemas personales con prudencia y comprensión.

-saber reconocer y disculparse de sus errores.

-saber comunicarse con claridad y entendimiento con la ciudadanía, el empresariado, las organizaciones religiosas y cualquier otra institución representativa de la sociedad.

-saber cuáles son los problemas prioritarios que afectan a la mayoría de la población.

-mostrar particularmente empatía por la gente en necesidad y desventaja.

-tener un buen equipo de colaboradores y asesores técnicos capaces, sean o no correligionarios, no improvisados charlatanes.

-tener planes de gobierno claros, para que la ciudadanía sepa qué ofrecen para mejorar el país, especialmente la educación y la salud públicas, y cómo lograrán hacerlo.

No importa si el partido de los candidatos presidenciales es conocido como de derecha, centro o izquierda, el asunto es que, si tiene una trayectoria de intentos de cambiar las cosas para lograr un mejor país, con mayor justicia social y equidad para todos. O simplemente es un partido advenedizo e improvisado, sin gente preparada y capaz, fundado precisamente para copar y vivir del Estado, para controlarlo a su antojo, de acuerdo a sus caprichos y ambiciones particulares.