Super Mensajes

José Luis Ayala

 

Huamán Poma de Ayala, el inca Garcilaso de la Vega, Juan Bustamante, César Vallejo, José Carlos Mariátegui, Carlos Oquendo de Amat, Gamaliel Churata, Manuel Scorza, Alejandro Romualdo y Mario Vargas Llosa, son autores cuyas obras han acrecentado el desarrollo de nuestra identidad cultura plural. Cada uno ha demostrado que somos una nación en formación, pero al mismo tiempo con una personalidad colectiva fracturada.

Los trabajos de análisis que se han producido durante los últimos años, con la concurrencia de las ciencias sociales, nos ha permitido saber cómo hemos sido, qué somos y qué podemos ser. Precisamente un libro que incide sobre este tema es Arguedas. Cultura e identidad nacional. Mesa redonda: Alejandro Romualdo, Gustavo Gutiérrez y Alberto Escobar, publicado por la Universidad Nacional José María Arguedas. Vicente Otta Rivera, en la presentación escribe: “En diciembre del 2019 se cumplieron cincuenta años de la partida de José María Arguedas, insigne escritor, etnólogo y profesor sanmarquino. Como dice Rendón Willka, uno de sus personajes entrañables, se produjo su “muertecita”. Dejó de existir como individuo, pero su obra sigue vigente y cada día con mayor trascendencia”.

Alberto Escobar que conoció de cerca Arguedas y le dedicó varios trabajos de análisis literario como de orden lingüístico, señaló que el autor de “Los ríos profundos”, tradujo lo que se ha venido a llamar las bases de una identidad cultural múltiple y en permanente movimiento.

“Hoy día –afirmó– solemos decir, en la escuela o en la universidad, que el Perú es un país multilingüe y pluricultural; lo repiten incluso aquellos que no entienden lo que es una y otra palabra, o cuando la transcriben, al verlas juntas, no saben qué pensar. Porque no se trata de que no soy cholo de ahí, o yo no soy negro ni soy indio. Ya hablo castellano y no quechua. ¿Qué significa esta confusión? En todo caso, sin saberlo, hemos entrado en el meollo de los asuntos planteados por la plataforma fundamental de la identidad peruana. Pero es más complejo de lo que parece. ” 1

El cura Gustavo Gutiérrez, gran amigo de Arguedas y que sin duda lo conoció de cerca, al referirse al novelista hizo varias revelaciones en relación a su personalidad literaria. De modo que ahora es posible aseverar que Arguedas vivió en permanente conflicto entre la vida y necesidad de registrar la tragedia que le tocó vivir. Hasta que esa permanente agonía tuvo un desenlace fatal.

Con razón Gutiérrez dice: “Arguedas, precisamente porque buscaba esa identidad personal y nacional, creía que era posible cambiar lo que hoy está entre nosotros. Y acá también se nos presenta una gran evidencia. Uno de los grandes retos para nuestro país, hoy, es preguntarnos por el sentido de esta nación. Hay quienes pierden el sentido de identidad, por ejemplo, cuando pretenden que, como se dice en otro terreno, aquí no pasa nada. Decir que aquí no pasa nada es perder la riqueza convertida, los choques que hoy se dan, o también, por ejemplo, perdemos identidad cuando no somos conscientes de la normalidad y la variedad que hay en nuestra patria. Le gustaba a Arguedas hablar de esas alturas y también de la profundad de esos valles, de algo no visto en otra parte. Le encantaba contar estas cosas. Porque en esta misma variedad está, me parece, la riqueza de un país”. (Pág. 56)

Alejandro Romualdo resaltó la poesía escrita por Arguedas tanto en español como en quechua. Se refirió a la nomenclatura y distintas formas de expresión literaria de cada idioma, riqueza cultural y visión del mundo. Antonio Melis hizo un trabajo de recopilación de varios textos sueltos de Arguedas, publicados en forma de cometarios sobre temas de literatura andina. “En estos escritos –dice el investigador italiano– lejanos en el tiempo, se pueden divisar las premisas de esta dicotomía, que se transformará más adelante en un verdadero e íntimo desgarramiento. Casi siempre, en esta fase, predomina el entusiasmo para la revelación de una permanencia, de una resistencia que ha podido actuar a través de mecanismos como la simulación, es decir, la adhesión formal la cultura del conquistador. Es una resistencia, por otro lado, que no tiene reparo en desembocar en una verdadera parodia, como lo demuestra la espléndida descripción de la danza de los ‘sujillas’, donde los jueces españoles son ridiculizados junto a sus instrumentos de opresión, representados sobre todo por la palabra escrita utilizada como arma. En otros pasajes el libro es pura imitación exterior del estilo de los dominadores, y sirve para dar importancia a la plegaria que se finge leer”. 2

Pareciera que muchos lectores y especialmente académicos que se han dedicado a estudiar la vida y obra de José María Arguedas, desconocen que Julio Cortázar reconoció haberse equivocado en sus juicios en referencia a Arguedas. Se trata de un testimonio de Tomás Escajadillo. Es una referencia que no debe faltar cuando se trata de escribir o referirse a la vida y obra de Arguedas. De otra manera sería traicionarlos a ambos.

Libros de esta naturaleza son en realidad escasos, debido a que en algunos, no en todos, se repiten los mismos conceptos de siempre. Este libro tiene el valor de haber sido primero grabadas las intervenciones y luego transcritas con gran calidad y cuidado. De modo que aparecen los valores de las oralidad puesta al servicio de la reflexión y la crítica. Arguedas de ese modo regresa del fondo del tiempo para hablarnos como siempre del Perú esencial, cósmico y eterno.

1.- Arguedas. Cultura e identidad nacional. Mesa redonda: Alejandro Romualdo, Gustavo Gutiérrez, Alberto Escobar. Universidad Nacional José María Arguedas. Pág. 47. Lima. 2021.

2.- Arguedas. Cultura e identidad nacional. Mesa redonda: Alejandro Romualdo, Gustavo Gutiérrez, Alberto Escobar. Universidad Nacional José María Arguedas. Pág. 105. Lima. 2021.