La administración difunde mensajes xenófobos y militariza su discurso contra la migración, alentando a ciudadanos a delatar a indocumentados.

En un clima de creciente tensión, el gobierno de Donald Trump ha lanzado una campaña que incita a los estadounidenses a denunciar a inmigrantes indocumentados. Utilizando la icónica imagen del Tío Sam —símbolo histórico de reclutamiento militar—, las autoridades promueven un mensaje abiertamente hostil: «Ayuda a tu país… denuncia a los invasores extranjeros». La estrategia, respaldada por cuentas oficiales, ha sido reforzada con un tono militarista y discursos de figuras extremistas.

Un llamado a la cacería migrante

El cartel, compartido por la Casa Blanca y el Departamento de Seguridad Nacional (DHS),incluye un número telefónico para reportar «actividades delictivas». Sin embargo, el mensaje original provino de un usuario supremacista en redes sociales, conocido por propagar consignas como «Despierta, hombre blanco». Su retórica, ahora adoptada por el gobierno, refleja una radicalización de las políticas antimigratorias.

Trump ha prometido alcanzar «3,000 detenciones diarias» de inmigrantes, meta que requiere la colaboración ciudadana. Esta campaña coincide con protestas en varias ciudades contra las redadas del ICE, que han dejado a comunidades migrantes en estado de vulnerabilidad.

Militarización y propaganda

La estrategia incluye videos y fotos difundidos por agencias federales, donde se muestran detenciones violentas y operativos con fuerzas armadas. El New York Times destaca que el gobierno usa material compartido por influencers de derecha para presentar la migración como una «invasión».

Las imágenes, editadas con estilo cinematográfico, buscan estigmatizar a los migrantes y justificar medidas extremas. Además, Trump ha indultado a miembros de grupos extremistas como los Proud Boys, vinculados al asalto al Capitolio en 2021.

Xenofobia como política de Estado

Desde su primer mandato, Trump ha impulsado medidas contra la diversidad y la migración. Restricciones a visas, deportaciones masivas y discursos antiinmigrantes han marcado su agenda. Ahora, con esta campaña, consolida un mensaje que equipara la migración con una amenaza nacional.

Mientras ciudades como Los Ángeles y Nueva York protestan, el gobierno insiste en una narrativa de «patriotismo» basada en la exclusión. Analistas advierten que estas acciones profundizan la división social y normalizan el supremacismo blanco.
La campaña no solo busca deportaciones, sino legitimar la persecución como un deber cívico. En un país fundado por migrantes, la retórica de Trump redefine el patriotismo como xenofobia institucionalizada.