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Cuando uno revisa la composición multianual de las temperaturas combinadas de la superficie de nuestro planeta entre las latitudes 60° sur y norte, donde vivimos la absoluta mayoría de todos los seres vivientes de la Tierra, siempre encuentra, año tras año, que el punto más cálido del año coincide con el equinoccio de otoño del hemisferio sur.

Es decir, hacia el 21 de marzo. Es un poco extenso explicar por qué suele ser así; pero para una explicación somera aquí concurren la proporción de superficie oceánica frente a la continental, la distancia del Sol a la Tierra entre otras consideraciones.

Este 2024 eso no ha sucedido. Los datos más recientes de abril nos muestran que la curva de la temperatura media de la superficie terrestre no ha hecho pico en marzo, sino más aún, ha continuado creciendo en abril. Estos últimos días están mostrando varias centenas de récords absolutos de temperaturas para abril rompiéndose a lo largo y ancho del norte de África y la casi totalidad de Asia.

Inclusive en Sudamérica, en concreto en el sureste de Brasil, nuevos récords han caído este mes y se espera vuelvan a registrarse en mayo.

Con una transición del Pacífico de condiciones de Niño Global hacia La Niña, el resto de océanos, en los modelos climáticos, no muestran de cara al próximo verano del hemisferio norte señales de un enfriamiento en curso. De hecho, la previsión de huracanes para este 2024 con La Niña en el Pacífico, pero con el Atlántico en temperaturas récord (una combinación explosiva para la generación de ciclones tropicales en el Atlántico) es de una temporada excepcionalmente activa.

Esta es la previsión de la muy prestigiosa Universidad de Colorado. Para los que conocen del tema de predicción de huracanes en el Atlántico; desde la Universidad de Colorado primero bajo el comando del doctor William Gray y luego de sus discípulos una vez fallecido aquel; se han hecho desde 1984 los más importantes pronósticos de la temporada de huracanes del Atlántico. De hecho ellos crearon el concepto de pronóstico estacional de huracanes.

Si bien es cierto ya nuestro mar costero está normalizado en temperaturas superficiales, no debería llamar la atención que nuestro invierno termine no siendo tan duro en la costa y más bien algo cálido en la sierra y selva.

Lo que sí parece seguro es que dentro de 60 días empezaremos a ver, cuando Europa y Asia entren de lleno a su verano, otra presumible cascada de récords históricos, ya no solo del mes, sino de toda la historia, cayendo día tras día. También será muy interesante observar dos condiciones que podrían observarse: un nuevo mínimo histórico de reducción del casquete polar del polo norte y un creciente deshielo de Groenlandia. Así estamos.