Por Cecilia Fernández Sívori

Tras desarrollar una carrera sólida en el ambiente cultural de nuestro país, la peruana Damaris Bonzano decidió dejarlo todo y comenzar de cero en Italia, donde hoy lleva el nombre del Perú en alto de la mano de su pasión: el turismo.
  
Damaris conversa con nosotros, en un alto de una ruta donde ella guía al viajero internacional en los más emblemáticos puntos de la bella Roma, para contarnos sobre sus logros en el competitivo mercado europeo; donde ella destaca por su estilo que sorprende a los turistas; por su estilo didáctico y cargado de profundo conocimiento.

Pero no todo fue un cuento de hadas. Damaris tiene tras de sí una historia de esfuerzo y ausencias que la marcaron, pero a su vez la impulsaron para alcanzar sus metas.


“Mi mamá tuvo que sacar adelante a cinco hijos sola, tras quedarse como cabeza de familia decidió migrar y primero lo hizo a Argentina para luego viajar a Italia apoyada por mi familia paterna. Así partió y quedé al cuidado de mis hermanos mayores”, nos cuenta sobre su infancia alejada del abrazo materno.

“Ella sí o sí regresaba en diciembre y sé que todo su sacrificio fue para que a nosotros no nos falte nada. A veces uno pedía, sin saber todo el inmenso esfuerzo que ella hacía; trabajando jornadas larguísimas”.



“Cuando comencé a crecer mis hermanos le dijeron que mejor era que vaya a Italia y así lo hice. Allí pude ver cómo ella se levantaba a las 5 de la mañana y no paraba hasta las 9 o 10 de la noche en trabajos muy duros, pero todo lo hacía por nosotros”.

El poder del estudio


“Hice mis estudios en Italia y el gran regalo que me dio fue permitirme estudiar. Lamentablemente enfermó y en una decisión familiar recuerdo que si decidía quedarme debía trabajar. Decidí volver junto a ella, sin imaginar que la vida iba a devolverme a Europa”, nos cuenta Damaris Bonzano.

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Así regresó a Lima y comenzó a estudiar “trabajaba para pagarme los estudios. Siempre he sido una apasionada de la historia y soñaba con ser guía de turismo; no me gustaba la hotelería.  Así estudié en un instituto y recuerdo que soñaba con el momento en que comenzaría a ejercer”.

Debido a su tesón la oportunidad llegaría pronto y así comenzó un tránsito laboral por la municipalidad de Miraflores, Rímac, Barranco y la de las tres veces coronada villa, donde se abocó a la gestión cultural, tras un diplomado en el Mali; llegando incluso a ser parte de Sinfonía por el Perú.

Luego llegaría el covid-19 y enfermó gravemente, afortunadamente libró el mal; sin embargo un mes después el virus se llevaría a su hermano con quien planeaban ya emigrar por segunda vez.

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“Ese fue un quiebre en mi vida. A pesar que tenía un trabajo que amaba sentía que había un techo. Y decidí dejar atrás todo y comenzar de cero. Sabía lo que me esperaba al irme, pero tenía una idea fija”.

“Llegué y por un mes reconecté con Italia y aunque mi meta era vivir en la Toscana por el renacimiento, vi con nuevos ojos a Roma y decidí quedarme. Volvió a aflorar este sueño. Pero cómo se lograba. Pues comenzando de cero”.

Así Damaris comenzó cuidando niños, ancianos “hasta que obtuve un trabajo de limpieza en una empresa de gestión de casas de vacaciones y así estuve un año”.


Sueños alcanzados


Al poco tiempo se enteró que podía con los conocimientos adquiridos ser guía profesional de turismo en Italia, aunque cada oportunidad para incorporar nuevos miembros se diera cada diez años.

“Le pedí a mi jefe si podía darme el rol de recepcionista y aceptó y así comencé el proceso de prepararme por dos años y medio actualizando además el idioma inglés. Así tras realizar esos estudios logré tener un tutor guía que es el paso para obtener la licencia”.



“Fue muy difícil porque escribía cartas a asociaciones, compañías, guías y nadie me respondía o si lo hacían requería de un alto pago que me era imposible cubrirlo”.



Cuando ya estaba a punto de lograrlo y con su madre de vuelta a Roma para operarse el mal que sufría a consecuencia de los duros trabajos realizados en su juventud, Damaris enfrentó otro reto: su padre cayó enfermo de cáncer y ella debió abocarse a cuidarlo; lo cual iba a aplazar su sueño profesional.  

“Fui sincera con mi tutor guía y le dije que quizá no llegaba. Él me dio ánimos y me instó a seguir. Estudiaba entre los descansos de mi trabajo y en atender a mi papá que fue operado.  Había sentimientos encontrados”.

Finalmente, llegó el sí y “fue el mejor día de mi vida”.  El tutor guía puso en su informe de aceptación un acápite que “me impactó porque hablaba de la visión de mi trabajo. Lograrlo es complejo porque son 20 vacantes por región, se da cada 10 años y son miles de personas las que postulan”, recuerda.

Retos en la vida


Allí fue el inicio del sueño que hoy es realidad y tras dejar la seguridad de trabajar en empresas que la tenían a plazo indeterminado hoy Damaris se abre camino en el mundo del turismo.

Sigo estudiando y quisiera ingresar a la universidad a estudiar Historia o Bienes Culturales aquí en Italia. Al ser muy didáctica en mi labor muchos piensan que soy profesora, por lo cual eso también está llamando mi atención: la docencia”.

Finalmente, a todos los niños de padres migrantes les dice que “entiendan el por qué sus padres salen del país.  Tengan paciencia y nunca terminen de soñar. Estudien y nunca piensen que es un abandono, es algo que ha tenido que darse para una vida mejor”, concluye.


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(FIN) CFS/CFS

Publicado: 19/6/2025