Se realizó un minuto de silencio por el fallecimiento de Diogo Jota.

En una velada de alta tensión en el Camping World Stadium, Fluminense venció 2–1 a Al Hilal y se ganó con creces el derecho a seguir soñando en el Mundial de Clubes. El conjunto brasileño se plantó con determinación desde el primer minuto, golpeó en los momentos clave y confirmó su carácter ante un rival bien armado.

El primer tanto llegó en el minuto 40, con una joya de Martinelli. Tras un rechazo cercano al área, el volante controló de zurda y soltó un zurdazo formidable que dejó sin reacción al portero Bono, marcando el 1–0 con un remate monumento.

En el complemento Al Hilal salió en busca del empate y tuvo su mejor chance al minuto 5 del segundo tiempo. Marcos Leonardo anotó el empate tras un rebote de Fabio. Esa fue la señal de alarma para Fluminense, que reforzó la concentración en zona defensiva y resistió con uñas y dientes.

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En el minuto 26 de la segunda mitad, Hércules se vistió de héroe. Tras una recuperación impecable, abrió espacio y remató cruzado con frialdad, firmando el 2–1. Fue una jugada completa de equipo: presión alta, circulación rápida y definición segura.

Aunque todavía hubo tiempo para que Al Hilal reaccionara, con Bono sosteniendo su arco y un disparo que golpeó el poste, Fluminense aguantó con solidez. En los últimos minutos, el dominio técnico y físico de los brasileños terminó de inclinar la balanza.

Tácticamente, Fluminense procuró recuperar pronto y aprovechar las bandas. Martinelli brilló con su definición, Hércules demostró instinto oportuno, y el equipo en bloque fue firme en defensa. Al Hilal exigió por momentos, pero no logró perforar un arco que lucía bien resguardado.

Con este triunfo épico, Fluminense se asegura una plaza en semifinales. Dejó atrás a un conjunto asiático serio, pero su garra, efectividad y juego colectivo fueron decisivos. Hoy, Fluminense demostró que el fútbol brasileño sigue presente en las grandes citas.