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Expertos analizan el impacto podría tener la tolerancia al autoritarismo en el Perú de cara a las elecciones generales 2026

Una encuesta de Ipsos realizada para Idea Internacional a marzo de este año reveló que 1 de cada 4 peruanos cree que, en algunas circunstancias, un gobierno autoritario es preferible a uno democrático. ¿En qué ocasiones? Cuando los líderes democráticos hacen un mal trabajo (27%),en situaciones de alta inseguridad ciudadana (24%),cuando los servicios públicos no funcionan (23%) y durante periodos de crisis económicaintensa (21%).

Pero, ¿qué define el respaldo de la población hacia un gobierno? Para el analista político de Junín, Rober Villalva, la respuesta tiene que ver con las emociones que le genera al ciudadano la implementación de políticas públicas duras por parte de las autoridades; y si estas resultan eficientes en determinados contextos. “El miedo a la inseguridad ciudadana es un detonante para cambiar percepciones y actitudes. La política en tiempo de redes sociales se mueve en base a imágenes. El hecho de ver en vivo y en directo al presidente [Nayib] Bukele en El Salvador enviar a prisión a cientos de delincuentes es un elemento distractor para mirar ciertos tipos de autoritarismo como aparentemente efectivos”, precisa.

La democracia es débil en el Perú

Diversos estudios, como el Latinobarómetro y el Índice de democracia de The Economist, señalan al Perú como uno de los países donde ha aumentado el porcentaje de población insatisfecha con la democracia y que hoy convive bajo un “régimen híbrido”, un sistema que mezcla características de democracia y autoritarismo. Paradójicamente en Latinobarómetro coincide con la reciente encuesta de Ipsos en la paradoja del peruano que está de acuerdo con la democracia como sistema político ideal, pero que tendría una alta tolerancia a un gobierno autoritario.

El sociólogo y politólogo Martín Tanaka sostiene que el hecho de que exista un grupo importante de la población que está dispuesta a tener un gobierno autoritario para solucionar problemas “es una tendencia que se está dando en general en América Latina y buena parte del mundo”. 

“La ciudadana en nuestro país percibe que los problemas no se solucionan, se agravan y empiezan a sentir que las autoridades políticas elegidas por procedimientosdemocráticos no son eficaces y empiezan a caer en la tentación de liderazgos que dicen ‘yo soluciono el problema’, aunque no sea en democracia”, señala.

Tanaka explica que, de acuerdo a informes internacionales, el Perú “lamentablemente destaca por ser uno de los países que ha retrocedido más o que tiene niveles muy bajos de satisfacción en cuanto al funcionamiento de la democracia”.

“Eso se explica porque arrastramos una crisis política de muchos años, arrastramos un colapso del sistema de representación política, es decir, sumamos una serie de fracasos políticos reiterados a lo largo de las últimas épocas (...) La percepción de los ciudadanos es que vivimos saltando de crisis en crisis y no encontramos un momento donde se perciba que haya esperanza más allá”, recalca.

¿Expectativas ante los próximos procesos electorales?

A la fecha, el 44% de los peruanos muestra tolerancia hacia el autoritarismo, una postura que podría definir el rumbo de las próximas elecciones generales 2026.

Para la politóloga Macarena Costa, en el Perú, un sector estaría dispuesto a ceder parte sus libertades si un gobierno autoritario resuelve sus principales problemas, como lo visto en El Salvador con Nayib Bukele y en Argentina con Javier Milei. “Muchos de los peruanos están dispuestos a aceptar un líder más autoritario a cambio de la garantía de la seguridad, no de la promesa. Es un contexto donde la inseguridad ciudadana y la recesión económica son dos puntos muy importantes para la población y cualquier partido que quiera llegar a tener éxito en las elecciones puede capitalizar de estas cosas”, precisa.

¿Cómo mejorar esta situación?

Martín Tanaka considera que debe existir una mayor apertura al diálogo por parte de las autoridades, tanto del Gobierno como el Congreso, y que en esta discusión también se involucre a las instituciones de la sociedad civil y a la ciudadanía.

Por su parte, Villalva manifiesta que los gobernantes “en estos tiempos no sólo están obligados a gobernar bien”, sino a comunicar mejor las acciones que realizan a favor de la población. 

Promover espacios de diálogo y escucha entre autoridades y la población podría contribuir a mejorar la percepción de los ciudadanos sobre la democracia, no hacerlo solo generaría que el descontento se agrave aún más.