La fiscal de la Nación enfrenta el reto de conducir investigaciones sensibles con autonomía en un contexto de alta tensión institucional.

Delia Espinoza ha asumido un papel central en la conducción del Ministerio Público luego de que el Poder Judicial ordenara, el pasado miércoles 26 de junio, la suspensión de Patricia Benavides por 24 meses. La medida se produce tras la polémica restitución de Benavides por parte de la Junta Nacional de Justicia (JNJ),y responde —según el fallo judicial— a indicios de un patrón delictivo estructurado desde la alta dirección de la Fiscalía.

Una gestión que comienza bajo fuertes presiones

La resolución dictada por el juez supremo Juan Carlos Checkley señala la presunta existencia de una organización criminal encabezada por Benavides, que habría instrumentalizado su cargo para beneficiar a políticos y empresarios mediante mecanismos de impunidad. Frente a este escenario, la designación de Espinoza como fiscal de la Nación interina adquiere una dimensión estratégica.

El fiscal superior José Domingo Pérez, integrante del Equipo Especial Lava Jato, expresó su respaldo a la decisión del Poder Judicial y exhortó a Espinoza a continuar con las investigaciones. “La señora Delia Espinoza tiene en sus manos investigaciones que no solo involucran a Patricia Benavides, sino también a su entorno y a una estructura que habría favorecido intereses ajenos a la justicia”, declaró.

Un llamado a actuar frente a obstrucciones internas

Pérez también solicitó a Espinoza tomar acciones concretas contra funcionarios que —según su testimonio— han obstaculizado la labor de los fiscales. En particular, apuntó al jefe de la Autoridad Nacional de Control (ANC),Juan Antonio Fernández Jerí, a quien identificó como parte de las estructuras internas que limitaron la independencia del Ministerio Público.

“Hay reiterados pedidos a la fiscal de la Nación para que intervenga en estos casos. No solo se ha afectado a Rafael Vela y Marita Barreto, sino a otros fiscales en todo el país. Se requiere firmeza”, enfatizó.

El desafío de recuperar la autonomía institucional

Espinoza asume la conducción del Ministerio Público en un contexto de crisis aguda, con investigaciones emblemáticas estancadas o debilitadas por conflictos internos. El caso Lava Jato, Cuellos Blancos del Puerto y otros procesos sensibles han sufrido retrocesos ante denuncias y maniobras que, según varios fiscales, buscan desviar el foco de la corrupción estructural.

Domingo Pérez alertó sobre intentos de distraer a la Fiscalía con denuncias fabricadas, como la que motivó su propia citación por parte de Espinoza. “Esperemos que no se distraiga con investigaciones cuyo propósito sea debilitar a quienes combatimos la corrupción”, advirtió.

Expectativas y respaldo al liderazgo de Espinoza

Desde el interior del Ministerio Público se ha expresado respaldo a la nueva titular, siempre que garantice condiciones para una labor fiscal independiente. “Estamos a la expectativa de que su gestión brinde garantías reales. Parte de ello es apartar a quienes interfieren con nuestro trabajo”, señaló Pérez.

La comunidad jurídica, los actores políticos y la ciudadanía observarán de cerca los pasos que Espinoza tome en las próximas semanas: desde la reactivación de investigaciones sensibles hasta decisiones administrativas clave para reorganizar el Ministerio Público.

La oportunidad de marcar un nuevo rumbo

La suspensión de Benavides marca un punto de inflexión institucional. Para Delia Espinoza, el momento representa tanto una oportunidad como una carga: liderar una institución golpeada por denuncias, recuperar la credibilidad ciudadana y demostrar que la Fiscalía puede actuar con independencia frente al poder político.

Las decisiones que adopte en esta etapa crítica definirán si el Ministerio Público avanza hacia un modelo de justicia autónoma y eficaz, o si permanece atrapado en dinámicas de impunidad. Su liderazgo será determinante para restablecer la confianza en una institución clave para el Estado de derecho en el Perú.