El uso de smartphones y otros dispositivos electrónicos en clase resulta un obstáculo para el aprendizaje efectivo, especialmente en matemáticas, según un estudio realizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Este uso indiscriminado puede llevar a los estudiantes a perder casi un curso completo de conocimientos adquiridos.
Según el informe, 65% de los estudiantes se distraen con su dispositivo durante las horas de clase. De estos, el 59% pierde la concentración debido a los dispositivos de sus compañeros. Esta distracción conduce a una diferencia de 15 puntos en los exámenes de matemáticas, que es comparable a perder tres cuartas partes de un curso académico.
Los países con mejores resultados académicos, como Japón y Corea del Sur, tienen las tasas más bajas de distracción. Sin embargo, a pesar del impacto negativo, la prohibición de los dispositivos en las aulas no es la solución. Cada vez más, estos se están convirtiendo en herramientas importantes para la educación.
El reto para los docentes y las instituciones educativas es incorporar la tecnología de manera productiva en el entorno de aprendizaje, minimizando su potencial distractor. Una hora de uso de dispositivos para entretenimiento disminuye el rendimiento académico, pero su uso para aprender puede mejorar las calificaciones, establece el informe.
En países donde está prohibido su uso en las escuelas, se verifica que hay menos distracciones, pero el rendimiento académico sigue sin mejorar significativamente. Además, la restricción los hace menos responsables en el uso del dispositivo, lo que puede llevar a comportamientos compulsivos fuera del recinto escolar. Se requiere una regulación más efectiva para minimizar el impacto en el aprendizaje.