Al tiempo que se cierra el círculo de corrupción sobre el mismo presidente Pedro Castillo, creció la escalada de violencia, con hechos propios de las mafias de narcotraficantes, obstrucción a la justicia y hasta más prófugos.
El primero fue la amenaza de muerte que recibió Karelim López, colaboradora eficaz del caso Puente Tarata; y el segundo, la inasistencia a declarar ante el Ministerio Público de Yenifer Paredes, cuñada del mandatario investigada bajo el cargo de tráfico de influencias por supuestamente ofrecer obras de saneamiento en Cajamarca.