Por César Rojas
Se va cerrando el círculo para que Pedro Castillo sufra las consecuencias de su entorno de corrupción, por lo cual aún no descarta forzar un cierre del Congreso. Ante ello, la mayoría de bancadas se está organizando para una nueva Mesa Directiva que no solo no ceda a la presión del Poder Ejecutivo, sino con miembros libres de malos antecedentes, y dispuesta a acabar con los abusos del Presidente y su entorno.
El primer paso es definir el cumplimiento o incumplimiento del acuerdo de palabra que tenían Acción Popular, Avanza País, Podemos Perú, Fuerza Popular y Alianza para el Progreso. Este implica que los legisladores que lidera César Acuña propongan a quien presida el primer poder del Estado. Allí empezó la primera división interna.
La primera carta de APP era Eduardo Salhuana, representante de Madre de Dios. Su experiencia política -fue ministro de Alejandro Toledo, así como congresista en dos periodos anteriores – lo avalaba, pero también arrastraba cuestionamientos por hechos de corrupción.
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En el 2005 había sido el principal impulsor desde el Parlamento, para declarar de interés nacional la carretera Interoceánica Sur. Como se confirmó luego, esta obra se gestó por medio de sobornos de Odebrecht, Camargo Correa, Graña y Montero y otras empresas al mismo Toledo, quien ahora es prófugo de la justicia.
A esto se agrega que Salhuana tenía otro “defecto” en común con el exmandatario: a pesar de tener buena posición económica, no aportaba para la educación, salud ni menos alimentos de un hijo.
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