Dentro de la práctica del Yoga una de las partes más importantes son las asanas o posturas por las que pasamos durante una sesión. Las asanas son las posturas que se realizan en la práctica con el fin de poder equilibrar cuerpo y mente.

Estas posturas requieren de un ejercicio adecuado coordinando la concentración, consciencia del espacio y de las capacidades de cada uno, saber qué partes activar y relajar, así como también una respiración controlada en cada movimiento. De esta manera se podrá acceder al equilibrio entre cuerpo y mente.

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Las dos cualidades que se buscan en la práctica de las posturas de yoga o asanas son:

  • Sthira: en sánscrito quiere decir firme, se refiere por tanto a la estabilidad o firmeza.
  • Sukha: en sánscrito es “buen espacio”, refiere al contento o un estado de bienestar libre de obstáculos.

BENEFICIOS

Cada asana de yoga incide en una red diferente de células en músculos, tendones y ligamentos. Con la práctica las articulaciones son llevadas a una gama completa de movimientos que descomprimen y nutren el cartílago articular, además de restablecer la correcta alineación de los huesos.

El incremento de la irrigación sanguínea que reciben los huesos mediante las práctica postural de yoga, favorece la mineralización ósea y pone freno a procesos degenerativos de descalcificación como osteoporosiso enfermedades como la artrosis.

Fundamentalmente la práctica de las posturas de yoga se centra en el trabajo de la columna vertebral, que es el eje principal de la armadura del esqueleto y de todo el organismo, pero además cada una de las asanas estimulan diferentes vísceras, glándulas y órganos internos con las que el cuerpo alcanza la eficiencia fisiológica y el equilibrio del sistema nervioso.

TIPOS DE ASANAS

Asanas de pie:

Son las que se realizan en bipedestación, siendo la más básica de ellas la postura de la montaña (de pie, con los pies juntos mirando hacia delante y los brazos a ambos lados del cuerpo). Estas asanas nos ayudan a fortalecer los músculos de las piernas, de la espalda y del abdomen y a mejorar la postura.

Asanas de torsión:

Este tipo de asanas estiran la musculatura de la espalda y la que está más relacionada con la columna vertebral, además de flexibilizar el diafragma y mejorar nuestra capacidad respiratoria. Es importante que para realizar estas posturas tengamos un buen conocimiento de nuestro cuerpo y de nuestros límites, superándolos poco a poco y de manera progresiva. Dentro de esta familia de asanas podemos encontrar la postura del triángulo invertido.

Asanas de flexión anterior:

Son las asanas que implican una flexión hacia delante de nuestro cuerpo. Al llevar a cabo estas asanas conseguimos estirar los músculos de la parte posterior de nuestro cuerpo, al mismo tiempo que arqueamos la columna y creamos espacio entre las vértebras.

Las asanas de flexión anterior fortalecen también los músculos de la espalda, y pueden realizarse tanto de pie como sentados. Entre las más frecuentes se encuentra la asana de la media pinza y la del niño, a la que nos hemos referido con anterioridad.

Asanas de equilibrio:

Este tipo de asanas pueden realizarse sobre un solo pie, sobre las manos o sobre la cabeza (en estos dos últimos casos, además, serían asanas de inversión).

Las asanas de equilibrio pueden ir desde posturas bastante sencillas, como la asana del árbol, hasta otras bastante complicadas de llevar a cabo, que nos exigen además bastante fuerza física en las extremidades (como la asana del cuervo). En todas estas asanas es básica la coordinación intramuscular y el trabajo intenso de la musculatura estabilizadora del torso.

Asanas de flexión posterior:

Implican una flexión de la espalda hacia atrás. Este tipo de posturas nos ayuda a trabajar la musculatura de la espalda y del abdomen, además de expandir el pecho y facilitar la inspiración. En este grupo se encuentran asanas tan conocidas como la de la esfinge, el camello o el puente. Se recomienda combinarlas con la postura de descanso del niño para relajar la espalda después de realizarlas.

Asanas de relajación y asanas de meditación

Las asanas de relajación suelen realizarse al principio y al final de la sesión de Yoga y nos sirven para deshacernos de la tensión acumulada en nuestros músculos, ya sea debido a la misma práctica de la actividad física o al discurrir de nuestra vida diaria. Aunque lo más habitual es realizarlas tumbado o sentado (como en el caso de la postura del cadáver -tumbado baca arriba- o del niño),también podemos llevarlas a cabo de pie, como en la postura de la montaña.

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