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Son dos de los nombres más grandes del cine de Hollywood, sobre todo para aquel que piense en músculos, acción y puñetazos. Sus vidas (apenas se llevan un año) y sus carreras han corrido de forma prácticamente paralela. Pero, sin embargo, Sylvester Stallone y Arnold Schwarzenegger, lejos de ser los grandes colegas que algunos podrían suponer, fueron durante años enemigos acérrimos. Su odio alcanzó cuotas tales que incluso querían llegar a las manos. Ahora que los dos son ya septuagenarios, las aguas corren más calmadas y Stallone ha confesado que esa eterna lucha ya ha acabado, y que ahora incluso toman café juntos de cuando en cuando.

CATALOGADOS COMO LOS MEJORES ACTORES DE HOLLYWOOD, DESDE HACE ALGÚN TIEMPO DEJARON SUS PROBLEMAS ATRÁS

El intérprete de la saga de Rocky, que el pasado julio cumplió 75 años, ha hablado de ese visceral odio durante una charla en el programa de televisión One to One de la cadena canadiense ET, donde ha contado que durante años imperó entre ellos una afilada lucha. El presentador del espacio bromea con Stallone diciéndole que no se imagina a los actores “haciendo el tonto juntos”, pero él va más allá y asegura que entre ambos había “una auténtica competición”. “Éramos auténticos antagonistas, adversarios. Solía soñar con pegarle y él solía soñar con pegarme a mí. Es su naturaleza y también es la mía y no me lo voy a tomar a la ligera”, afirmaba el neoyorquino, que también analizaba el carácter de su rival. “Llegó hasta donde llegó porque sabía cómo analizar a su contrario y además trabajaba muy duro. Siempre lo hizo”.

Cuando por fin se juntaron, asegura Stallone, fue como una reunión entre “dos boxeadores” que “sacaran lo mejor y lo peor el uno del otro”. Una reunión que, afirma entre risas, él ganó. “La verdad es que fue bueno, fantástico. Es genial tener a esta persona, ese contrario, instigándote y presionándote, en serio, lo necesitas. A veces pienso: ‘Oh, tienes que hacer amistad con todo el mundo’. Y no. Necesitas un buen enemigo. Eso te pone los pies en el suelo”. Esa enemistad se ha transformado y ahora es el protagonista de Terminator, de 74 años, quien a menudo le escribe para tomar café juntos.

Su rivalidad se remonta a los años setenta, cuando ambos comenzaban a protagonizar películas y a formar parte de la élite de Hollywood. Stallone califica a su exenemigo como un tipo “muy inteligente” y “abierto”. “A veces es un poco retraído”, reconoce. “En los arranques de mi carrera aprendí que tienes que soltar algo para ganar algo”. Su pico de enemistad llegó a principio de los noventa cuando, según relata el protagonista de Rocky, le llegaron rumores de que Schwarzenegger quería formar parte de la película ¡Alto! o mi madre dispara (1992). “Es muy inteligente, iba por la ciudad diciendo: ‘No puedo esperar a hacer esta película’. Yo le dije a mi agente que me consiguiese el papel. Lo conseguí y le dije: ‘Qué pedazo de mierda es esta”, explica el actor. El film se convirtió en uno de los mayores fracasos cinematográficos de Stallone.

Una anécdota que hace unos meses también recordó el actor de The Running Man en una entrevista a The Hollywood Reporter. “En aquellos tiempos hacíamos todo tipo de locuras para salir victoriosos de nuestra rivalidad. Por suerte para nosotros y para todo el mundo, hoy nos apoyamos mutuamente”. Poco después de estrenarse la película, enterraron definitivamente el hacha de guerra. Años después, Stallone y Schwarzenegger protagonizaron juntos las tres primeras películas de Los mercenarios. De esta enemistad ya solo quedan los recuerdos y las anécdotas que poco a poco los actores han ido desvelando.

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El actor, que comenzó a trabajar en los 70, tiene una larga lista de películas en su haber. Y por supuesto que no todas fueron tan exitosas como las franquicias que lo catapultaron a la fama. Tal es el caso de ¡Para! O mi mamá dispara, film de acción y comedia donde la madre autoritaria de un duro sargento de policía llega de visita y comienza a inmiscuirse en su vida y su carrera. A pesar de que la trama suena divertida, el protagonista reconoció que se encuentra dentro de los peores papeles que encarnó junto al de Alta Velocidad y D-Tox, que también se encuentran dentro de su lista de arrepentimientos. Tan malas fueron las críticas que la película obtuvo tres galardones en los Razzie, los anti-Oscar más temidos en Hollywood: peor actor, peor actriz de reparto (para Estelle Getty) y peor guion.

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