Super Mensajes

Se postula, no sin razón, que no hay Navidad sin Jesús. Pero ateos, agnósticos y fieles de otros credos tendrían razón en relativizar dicha afirmación. Una aseveración universal aplicable a toda creencia humana es que no hay Navidad sin estrés.

Con la voluntad de ofrecer algunas pautas menores y posiblemente útiles, este modesto y algo descarnado glosario pretende poner un granito de arena en esa montaña de pendientes y deberes inútiles que la mejor época del año trae para todos. Para entender algo, lo mejor es definirlo primero.

Cena navideña

Paréntesis alimenticio sin prisa ni pausa que invita a recurrir casi a tiempo completo a refugiarse en la pantalla del celular a manera de evasión social, especialmente cuando supone el reencuentro con familiares a los que solo se ve una vez al año y a los que posiblemente no se saludaría en la calle.

Tráfico

Congestión vehicular causada por una compulsión tardía, transaccional y materialista por pretender quedar bien con alguien a quien se decepcionó durante más de 360 días. Todos los atrapados en el tráfico son simultáneamente víctimas y verdugos recíprocos. Una hermandad navideña tóxica, pero hermandad, al fin y al cabo.

Toribianitos

Red infantil de operaciones psicosociales destinada a desafiar el sistema nervioso central durante las fiestas. Suele aprovechar los espacios de mayor tensión y tumulto, como aeropuertos, salas de espera de consultorios médicos, centros comerciales y ascensores de lento andar. Se desconoce a qué se dedica el resto del año.

Pirotecnia

Oficio tradicional practicado por maestros de nueve dedos o menos destinado al manejo paliativo de la ira y las frustraciones acumuladas. El traslado del rencor a la combustión de la pólvora brinda un respiro temporal a la promesa fallida de otro año que no resultó siendo lo que parecía ser cuando recién comenzaba.

Gratificación

Ilusión pasajera de la posibilidad de un mundo mejor que acaba siendo consumida violentamente por deudas e impulsos consumistas de último minuto que, a su vez, consolidan el mes de enero como el mes del arrepentimiento y retorno a la realidad.

(VER: Tráfico)

Pavo

Víctima inocente de un genocidio equívoco que ha importado cuestionables costumbres anglosajonas, como celebrar con una cena la muerte de nativos norteamericanos, proyectando hacia el hemisferio sur la carne del ave en cuestión como el mejor acompañamiento comestible para el nacimiento del Niño Dios. Se potencia con la confluencia de otros elementos exógenos que no tienen ninguna vinculación real con nuestra situación geoespacial o meteorológica, tales como la ubicuidad de la nieve o la ingesta de chocolate caliente con 30 grados a la sombra, así como la obsesiva observación de peces bebiendo en el río.

(VER: Toribianitos)

Papel regalo

Depredación masiva de árboles en virtud del perecible de más corta vida en el mundo, aunque atribuible a una noble misión: preservar la ilusión de un presupuesto ajeno que tuvo que acomodarse a lo posible.

(VER: Gratificación)

Abdomen

Repositorio final de toda ingestión inadecuada y/o ansiosa, elevando dicho receptáculo hacia la categoría de lo heroico al comportarse como parachoques del desajuste emocional emanado. Los comentarios sobre el volumen de este, así como –por el contrario– la elegante omisión de estos, determinan la frontera entre los amigos y los que algo te envidian de manera encubierta.

(VER: Pavo)

Papá Noel

Trabajo eventual que facilita al desempleado promedio aspirar a cumplir con las exigencias de la efeméride. Ha derivado en ornamentación de residencias mesocráticas que compiten por ostentar inflables y muñecos entrando subrepticiamente a los hogares, lo que inadvertidamente brinda pistas a ladrones de la vida real.

(VER: Tráfico, pavo, papel regalo)

Panetón

Único y leal apoyo moral en circunstancias en que predomina la autointerpelación existencial ante el desborde emocional que aflora. Su miga amable y pícara intermitencia de pasas y frutos confitados son un remanso calórico tangible ante la fragilidad existencial desencadenada a partir de la inquietante sensación de que la gente se siente buena, o mejor persona, por un espacio aproximado de 72 horas, que es lo que dura la digestión de pavo con panetón.

(VER: Cena navideña, tráfico, Toribianitos, gratificación et al)

Niños

Posiblemente última reserva de pureza que le quede a la efeméride religiosa más comercializada del mundo. La extrañeza de lidiar en persona con sus padres al cabo de un año de haber sido entregados a la crianza impostada de las pantallas los hace vulnerables a una fecha en la que un tercero inexistente, exageradamente caucásico y abrigado, premia o castiga su rendimiento como seres humanos. Lo correcto obliga a estar del lado de ellos en Navidad. Merecen regalos, no necesariamente materiales. Algunos asequibles y duraderos serían el asombro, la calma, el buen humor. Les serán útiles el resto de sus vidas.

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