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De manera oficial el país africano, a través de su Banco Central de Reserva, ha informado que la producción de cobre en 2023 ha sido superior a los 2.8 millones de toneladas y con ello desplaza al Perú a un tercer lugar con casi 2.7 millones del mineral rojo. Para reducir el impacto de semejante noticia en la economía nacional y en los agentes alrededor de la minería moderna se ha informado que al menos en exportación seguimos en el segundo puesto. Un respiro.

No obstante que el Perú tiene reservas probadas de cobre fino superior al país africano, una de las reservas más grandes e importantes del mundo y una geología bendita de “alta ley”, ¿por qué hemos sido resagados por un país cuya competitividad minera es mucho menor?

Es cierto que hay varias razones, entre ellas la tramitomanía, que se intenta resolver desde el Ejecutivo vía el Ministerio de Energía y Minas (el desarrollo de la ventanilla minera, por ejemplo). Otra razón gira en torno al desarrollo de políticas públicas para reducir y mitigar la conflictividad “socio, ambiental, política e ideológica” (amén que hay intereses, así como chantajeadores y extorsionadores). Y una tercera razón es la postergada lucha contra la minería ilegal que amenaza operaciones de minería moderna así como la formalización de miles de mineros.

Es decir: tramitomanía; conflictos socioambientales, político e ideológicos y minería ilegal e informal. Tres razones poderosas que nos han llevado a un tercer lugar en producción cuprífera.Pero, quizá hay una cuarta razón, tan importante como las otras. Esta cuarta razón gira alrededor de que los peruanos no hemos internalizado que el Perú es (tanto o más) un país minero como agrícola.

Días atrás en el propio Congreso de la República, se atrevieron a decir que el Perú “no es un país minero, sino agrícola”, sin embargo, semejante información es absolutamente falsa por números e historia.

La agricultura ha tenido que hacer experimentos milagrosos para poder derrotar a los arenales y ser competitivos en el mundo. No tenemos la geografía de Argentina o Brasil.

Lo que quiero decir es que el Perú es un país minero y puede convivir con la agricultura moderna, incluso aliarse para construir presas y represas.

Pero en el sentido común del peruano se cree que la minería moderna se “lleva el agua”, no paga impuestos, no genera empleos, se traga los recursos disponibles y destruye la agricultura. Agua sí, mina no. Nos falta también mucha pedagogía.

El Perú es un país minero por excelencia. Inclusive en la propia minería funcionan tres sistemas, uno moderno, altamente competitivo, otro informal y uno tercero ilegal. Lo que necesitamos es una sola minería moderna en el grande, mediano y pequeño.

Pero asimismo falta resolver la “cuestión minera” que corte de una vez la atrevida percepción que la minería “no paga el sueldo ni el lonche” de los peruanos. Allí, necesitamos un acuerdo nacional por la minería moderna como palanca de desarrollo.

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