Por años, Braulio Vera Puma fue considerado una eminencia de la brujería en el Cusco. El falso curandero se atribuía poderes mágicos como hablar con los ángeles.
Decía, además, curar enfermedades que la medicina tradicional no podía. Vera Puma se consideraba una especie de sacerdote que actuaba de la mano con los apus.
Decenas de personas, en crisis por dolencias y falencias económicas, le creían y llegaban a su casa para ser tratados. Fue así como abusó sexualmente de tres personas, durante sus llamados rituales. Una de sus víctimas tenía 13 años.
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El discurso para convencerlas de que las violaciones eran parte del tratamiento, se basaban en que de no aceptarlo, sus familias caerían en desgracia. Otras veces usaba un “chicote” para castigarlas cuando se negaban a ceder a sus propósitos.
También recurría a la manipulación sicológica para salirse con la suya. La policía lo puso tras las rejas tras la denuncia de la madre de la niña. Esta había sido llevada al médico por un problema íntimo. Allí se conoció que Vera Puma le había contagiado una enfermedad sexual.
En las últimas horas, el Poder Judicial ratificó la cadena perpetua Braulio Vera Puma. Le impuso ademas el pago de una reparación civil de S/ 21.000. Los vejámenes ocurrieron durante más de cinco años en la vivienda de su suegro, el distrito de Lamay, de la provincia cusqueña de Calca.
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