Super Mensajes

Hace unos días el mundo deportivo trujillano sufrió una pérdida irreparable: El gran José “lobo” Alfaro dejó el mundo terrenal. Fue un destacado dirigente deportivo y periodista, pero su mayor título ha sido el de “buen ser humano”. Tuve la fortuna de conocerlo en el año 2000, cuando llegué a su amado club: el Juventud Perú, más conocido como el JP. Un club tradicional, que vio pasar por sus filas a grandes futbolistas y profesionales de nuestra ciudad. El “lobito” -como le decíamos con cariño- fue de esas personas capaces de generar un ambiente cálido, gracias a su carisma y comunicación positiva.

El “lobito” fue una persona fiel a sus principios y mostró coherencia en su accionar. Sus ideales personales, familiares, sociales, políticos y deportivos se mantuvieron firmes durante toda su vida. Su llegada a un lugar era sinónimo de buenos momentos, porque era capaz de trasmitir sus opiniones con respeto y consideración a los demás. Su comunicación asertiva le permitió hacer llegar su mensaje de manera clara, pues lograba que los demás asuman una predisposición abierta, colaborativa, incluso cuando se trataba de una crítica.

El legado del gran “lobito” va más allá de lo que se conoce. Ayudó a muchos, con sus consejos y con sus palabras tan llenas de cariño sincero (algo que hace mucha falta, ahora). Soy testigo directo de eso, pues he sido uno de los tantos beneficiados por esa magia inigualable. Cada conversación con él era como una forma de recargar nuestras pilas, pues transmitía confianza y optimismo.

Era un experto (por herencia y vivencias) de la comunicación, destacando más por el aspecto no verbal y para-verbal. Utilizaba a la perfección sus gestos faciales y corporales, además de un tono de voz, que funcionaba como “anestesia” en una conversación, sin importar el volumen que utilizara. Estas “habilidades blandas”, que a muchos les cuesta años de entrenamiento alcanzarlas, para él eran algo natural, algo que formaba parte de su comportamiento cotidiano. El sólo encontrarte con él o recibir un mensaje suyo, ya era una inyección de vitalidad para tu día.

Cuando alguien se aleja de la vida terrenal, pero ha dejado sembrada su semilla en muchos, en realidad, nunca se va. Nuestro “Lobito” Alfaro sigue y seguirá presente, por siempre.