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James Webb sigue revelando algunas de las vistas más impresionantes presentes en el universo con un detalle aparentemente insuperable. En esta oportunidad, el avanzado telescopio de la NASA capturó un fenómeno espacial registrado en lo profundo de la Vía Láctea a 5.600 años luz de la Tierra.

Según detalla ScienceAlert, esta nueva instantánea fue tomada con la cámara de infrarrojo medio (MIRI) del observatorio de la agencia espacial y terminó de ser procesada por Judy Schmidt, procesadora de imágenes espaciales amateur que comparte sus trabajos a través de sus cuentas en sus principales redes sociales.

En la fotografía, se puede apreciar un objeto brillante que emite una serie de ondas a su alrededor. Sin embargo, la explicación del portal señala que en realidad se trata de dos estrellas que se orbitan entre sí y corresponden al sistema estelar binario WR 140, descubierto en 1999 y del que solo se tenían imágenes simples como la que fue capturada por el Telescopio Infrarrojo de Reino Unido.

La imagen capturada por James Webb muestra unos picos saliendo de las estrellas que corresponden a la difracción de luz capturada por los espejos del telescopio.

NASA James Webb
Esta era la única imagen del Sistema WR 140 capturada por el Telescopio Infrarrojo de Reino Unido. | Fuente: The Royal Observatory

Una vista más detallada de WR 140

El sistema WR 140 está compuesto por dos estrellas, una de tipo Wolf-Rayet y una compañera de tipoO. Las primeras son sumamente antiguas mientras que las otras son enormes pero ambas comparten dos características: las dos son calientes y luminosas. Debido a esto, emiten vientos estelares -conocidos como flujo de gas- a unos 3 mil kilómetros por segundo y pierden masa con rapidez.

Además, el sistema WR 140 en específico posee órbitas elípticas, por lo que pasan por un punto en el que están más alejadas (apoastro) y por otro que las acerca más (periastro). En el caso de este fenómeno, el periastro se produce cuando ambas estrellas se encuentran a una distancia muy corta, lo que provoca que sus vientos calientes colisionen.

Este choque alrededor de las estrellas genera la aceleración de partículas y rayos X. Mientras que el gas expulsado por los astros se enfría, se va formando polvo. Este material absorbe la luz ultravioleta de los astros y se calienta, emitiendo así radiación térmica, lo cual se traduce en las longitudes de onda infrarrojas captadas por el James Webb en la imagen.

De hecho, en la captura del telescopio se puede apreciar que las capas de polvo que se generan con el choque de viento estelar de cada periastro se muestran como burbujas alrededor de ambas estrellas (el centro de la imagen). Sin embargo, lo que se muestra son los bordes de cada una debido a que concentran una mayor densidad de material desde la perspectiva humana.

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Imagen completa de WR 140 capturada por el telescopio James Webb. | Fuente: JWST/MIRI/Judy Schmidt

Una imagen con más historia de la que aparenta

Según lo que detalla Mark McCaughrean, asesor científico de la ESA, en su cuenta de Twitter, cada capa o anillo de polvo tuvo suficiente tiempo para alejarse uno del otro, un equivalente a 155 veces la distancia entre el Sol y Neptuno. Debido a que la órbita entre las estrellas dura 7,94 años, este vendría a ser el lapso de tiempo entre cada choque de viento estelar y la siguiente formación de un anillo de polvo.

Dado que en la imagen capturada por el telescopio James Webb se pueden observar 15 anillos, estamos ante un fenómeno con más de 120 años de historia. De acuerdo con esta información, el último periastro de WR 140 sucedió en 2016, por lo que se espera que una nueva capa de polvo se genere en 2024.

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