Tras formalizarse la investigación de juicio político en su contra, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, arremetió contra los republicanos de la Cámara Baja, acusándolos de difundir “mentiras” con el objetivo de socavar su presidencia.
La votación, que dividió al hemiciclo con 221 votos a favor y 212 en contra, desató fuertes declaraciones por parte del mandatario, quien denunció la acción como una estrategia política carente de fundamentos.
En un comunicado emitido después de la votación, Joe Biden expresó su frustración al afirmar: “En vez de estar haciendo cualquier cosa para ayudar a mejorar la vida de los estadounidenses, están centrados en atacarme con mentiras”. El presidente calificó a la votación como una distracción de asuntos cruciales que perjudican a la población.
El líder estadounidense, acusado por los republicanos de tener vínculos financieros con China y de favorecer negocios familiares, desestimó la investigación como una “artimaña política sin fundamentos”. Destacó que los propios republicanos reconocen la falta de base fáctica en las acusaciones en su contra.
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La investigación, lanzada en septiembre por el expresidente de la Cámara Baja, Kevin McCarthy, fue encargada a varios comités, incluyendo el de Vigilancia, Justicia y Medios y Arbitrios. Los conservadores buscan obtener acceso a información, documentos y testimonios para respaldar sus afirmaciones.
La oposición sindica a Joe Biden de utilizar sus influencias durante su tiempo como vicepresidente en el gobierno de Barack Obama para favorecer a su hijo Hunter y otros familiares en negocios irregulares con “enemigos” del país.
Según el presidente de la Cámara Baja, Mike Johnson, los comités concluyeron que la familia Biden recibió más de 15 millones de dólares de empresas y gobiernos extranjeros entre 2014 y 2019.
Hunter Biden, convocado para declarar a puerta cerrada, incumplió su citación alegando su deseo de que su testimonio sea público. Esta ausencia agrega un elemento de tensión al proceso y plantea interrogantes sobre la transparencia de las investigaciones.
La Constitución de Estados Unidos establece que el presidente puede ser destituido en un juicio político por “delitos o faltas graves”. La Cámara de Representantes debe votar sobre la presentación de cargos, pero la decisión final recae en el Senado, donde los demócratas tienen actualmente el control.
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