En estos días comentábamos sobre varios enemigos que el próximo gobierno debe derrotar con urgencia, como el narcotráfico y el terrorismo que golpea en la el Vraem, la pobreza y abandono del Estado a un pueblo que sufre problemas económicos y muchas carencias.
Esta desatención, que viene de décadas, ha causado el hartazgo de la población en la clase política que estuvo en el poder y dio la espalda a los peruanos, al no resolver los problemas pese al crecimiento macroeconómico que en su momento llevó al Perú a ser considerado el modelo en la región.
Y eso ha sido lo contradictorio de todo este tiempo, porque con tanto dinero ingresado al país, la mayoría de peruanos hasta hoy padece la falta de empleo, de vivienda digna, de servicios de agua y desagüe, un sistema de salud colapsado, educación de mala calidad, con falta de colegios y los que hay están mayormente en pésimo estado; un agro desatendido por la falta de carreteras para sacar sus productos, una delincuencia creciente porque tampoco se invirtió en seguridad; un sistema de transporte caótico, entre otros problemas.
Entonces, la pregunta del millón se da por sí sola, ¿si tuvimos tanto dinero, miles de millones de soles, por qué no se atendieron los problemas de la gente?
Una de las razones es la ineficiencia de las autoridades para ejecutar obras, y otra, la corrupción que se ha enquistado en las instituciones del Estado, no solo del gobierno central sino también en las municipalidades y gobiernos regionales. Y no es correcto decir que en todo este tiempo hemos sido gobernados por la derecha, porque los gobiernos ediles y regionales han sido administradas por representantes de la izquierda, muchos de los cuales están presos y con procesos e investigaciones abiertas por casos de corrupción. Claro, los expresidentes de la República también están presos, con arresto domiciliario y uno con proceso de extradición de Estados Unidos.
La corrupción es el principal enemigo al que hay que derrotar, erradicarlo por completo del aparato estatal. Según datos de la Contraloría General de la República, el país ha perdido anualmente unos 23 mil millones de soles por este flagelo. Las autoridades y funcionarios corruptos no han tenido reparos para seguir robándoles al Estado ni siquiera en estos casi 15 meses de pandemia, y por eso la Fiscalía tiene decenas de casos en investigación, que incluyen al mismo vacado expresidente Martín Vizcarra y algunos exministros.
Ello explica el resultado fragmentado y el alto número de votos blancos, nulos y viciados, así como de ausentismo en la primera vuelta, una muestra de ese hartazgo de la población a la clase política y una exigencia de cambios profundos, para que en adelante se gobierne para beneficio de la mayoría de la población. No olvidemos que diez millones de peruanos están en situación de pobreza y el último año 3.3 millones pasaron a esa condición.
Esperemos que, en el debate de mañana en Arequipa, los candidatos presidenciales presenten propuestas concretas y creíbles de cómo van a combatir la corrupción. Es momento de cambios profundos, y erradicar ese flagelo es una obligación.
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