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La pandemiaha generado un mayor uso de los dispositivos electrónicos, ya sea para trabajo, estudio u ocio. El problema, en especial con los niños, es que el uso excesivo y sin control de estos dispositivos, hace mella en sus habilidades sociales y los expone a disminuir sus capacidades de interrelación.

“Los niños se vuelven poco sociables porque están todo el tiempo jugando o conversando a través de aparatos con otros niños, aparentemente, en una relación social falsa, entonces va perdiendo capacidades en el manejo de la interrelación social”, explicó Lilian Rodríguez, del servicio de Psicología del hospital Alberto Sabogal de EsSalud.

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  Signos de alarma

Advirtió que la tristeza, la irritabilidad, la cólera o la impaciencia con la familia, pueden ser señales de alarma que bien valdrían consultar al especialista. Por ejemplo, en el caso del nosocomio, de las 150 consultas por niños que recibe cada terapeuta al mes, entre el 60% y 70% registra problemas relacionados al uso excesivo de tecnología.

  Regulación y control

La tecnología no puede, ni debe ser dejada de lado, pero no debemos convertirla en el centro de la atención del menor. Para evitar estos extremos, lo que debemos hacer es crear otros espacios para el hacer ejercicios, bailes, y hacer otras actividades en casa que impliquen la interacción directa de los menores con otros miembros de la familia.

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También es importante promover en el niño la disciplina para que este logre tener control sobre sus impulsos. En el caso del adulto mayor —que ven la tecnología como un obstáculo o fuente de frustración—, nos corresponde apoyarlos en el proceso, hacerles entender que, así como los niños lo aprenden, ellos también lo lograrán.

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