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Fue la pareja de asesinos seriales más cruel de Inglaterra. Una leyenda negra de locura, excesos y perversión

28 de febrero de 1994. Gloucester, Inglaterra. Cae la tarde y hace frío. Pero el descubrimiento hiela aún más la sangre de los policías. El cuerpo desmembrado de una joven aparece en uno de los tantos pozos que habían cavado. Estaba envuelto en una bolsa de basura.

Era Heather West. Había sido violada, torturada y mutilada. El lugar en el que hallaron el cadáver: el jardín de su casa. Los criminales: su padre y su madre.

Fred y Rosemary West conformaron la pareja de asesinos seriales más cruel del Reino Unido. Detrás de la imagen de familia que vendían al mundo, la suya es una siniestra historia de incesto, depravación y horror. Esta es la crónica de una leyenda negra de locura, sexo y muerte.

Frederick Walter Stephen West, pendenciero e inmanejable desde pequeño, pasó su adolescencia robando en las tiendas del pueblo y a los 15 huyó de casa.

Con un padre alcohólico que lo golpeaba y como única enseñanza sólo repetía “haz lo que quieras pero que no te atrapen haciéndolo” y una madre abusiva que, según Fred, lo había iniciado en el sexo a los 12 años y le había hecho vivir las peores experiencias, incluso, hasta con animales.

Lamentablemente, algunas mujeres le creían, lo veían encantador y caían en sus redes. Una de ellas fue Rena Costello, una joven prostituta de 21 años que estaba embarazada de un chofer de ómnibus paquistaní.

Ella se enamoró profundamente. Lo amaba como pocas veces había amado a alguien. En ese tiempo, Fred manejaba un camión de helados, adoptó a Charmaine, la hija que ella esperaba, y se casaron en Ledbury el 17 de noviembre de 1962.

 

En julio de 1964 nació Anne Marie, la primera hija de la pareja. Vivían en una casa rodante, mudándose permanentemente en busca de trabajo.

 

LAS GOLPEABA Y MALTRATABA

West comenzó a abusar sexualmente de Charmaine, su pequeña hijastra, y obligaba a Rena a prostituirse para complementar los escasos ingresos familiares.

Pronto empezó una relación con Anne McFall, la niñera de sus hijas. Tenía 18 años. Ella fue la primera víctima de la que se tiene registro.

La asesinó, le amputó los dedos de los pies y las manos, le sacó el feto del vientre. Era una niña. Las enterró juntas en un descampado en Fingerpost Field. Sus restos fueron encontrados en 1994.

A poco tiempo, asesinó a Rena, con el mismo modus operandi que había empleado con Anne McFall: la estranguló y le cortó los dedos de las manos y los pies antes de enterrarla en el mismo lugar en el que había sepultado a su primera víctima.

En 1972 los West dieron dos grandes pasos. Primero, a mediados de enero y sin ningún testigo, se casaron. Rose estaba embarazada de nuevo y en junio nació su segunda niña, Mae.

Luego, se mudaron al 25 de Cromwell Street, una céntrica calle de Gloucester. Les encantaba la residencia y, luego de alquilarla un tiempo, finalmente la compraron.

Ese fue el lugar de martirio y muerte de muchas mujeres. Incluso de sus hijas.

Para poder sostener los gastos, alquilaban algunas piezas de la planta superior. Allí mismo, Rose tenía una habitación propia en la que trabajaba como prostituta.

 

ASESINATO EN LA FAMILIA

En 1973, Carol Cooper tenía 15 años; Lucy Partington, 21. Una en junio y la otra en diciembre, ambas fueron secuestradas por los West mientras esperaban en la parada del ómnibus. Pero también fueron otras víctimas más.

Algunas habían rentado habitaciones en la casa, otras habían trabajado como niñeras de sus hijos. Todas eran muy jóvenes. Todas tuvieron el mismo final: después de brutales ataques sexuales, Fred y Rose las asesinaron, desmembraron y enterraron en el sótano de 25 Cromwell Street.

En mayo de 1992, Fred violó reiteradamente a una de sus hijas, una niña de 13 años. Rose era su cómplice.

Angustiada, la chica le contó a una amiga el flagelo por el que estaba pasando. La amiga se lo contó a su madre. Y la madre hizo una denuncia anónima.

Finalmente, la policía inició una investigación. Los cinco hijos menores fueron entregados a hogares de guarda de inmediato y Fred West, detenido por violación.

En la casa, los agentes hallaron cientos de videos triple X protagonizados por Rosemary. Sin embargo, antes de fin de año, el hombre ya estaba de nuevo en su casa.

 

LA CASA DEL HORROR Y EL FINAL DE TODO

Mientras tanto, la policía seguía investigando la desaparición de Heather. No había registros de que estuviera viva. Además, una broma que hacían los niños –“Heather está en el sótano”- les había llamado la atención.

El 24 de febrero de 1994, grupos de efectivos con picos y palas llegaron a Cromwell Street. Cuatro días más tarde apareció el cuerpo de Heather. Para ese entonces, Fred ya había confesado que la había asesinado.

En las siguientes jornadas, la policía encontró más restos. Nueve mujeres en total. El 25 de Cromwell Street se convirtió en la casa del horror. Él se declaró culpable y sostuvo que Rosemary no había participado.

Ella siempre dijo ser inocente. El 30 de junio de 1994, un tribunal de Gloucester condenó a Fred por haber cometido 11 asesinatos y a Rose por haber cometido 9.

El 1 de enero de 1995, Fred West se ahorcó. Sobre el piso de su celda de la prisión Winson Green, en Birmingham, dejó una nota de suicidio.

Rosemary West continúa en prisión. En 1996, la casa de 25 Cromwell Street fue demolida. Hoy nada queda de aquella casa del horror. Solo una leyenda negra de locura, sexo y muerte.