El dirigente yanesha Javier Jaime Abel Cruz será investigado por el delito contra la administración de justicia, por presuntamente fingir su propio secuestro para exigir dinero a su comunidad y a su familia, bajo el pretexto de salvarle la vida, cuando en realidad se encontraba desorientado en Huancayo.
La Policía Nacional informó que, tras conocer la denuncia del supuesto secuestro, activó de inmediato el protocolo correspondiente, con participación de la unidad especializada de Chanchamayo, unidades operativas y recursos tecnológicos, para atender lo que finalmente resultó ser un falso rapto.
El caso fue reportado el viernes 30 de mayo, cerca de las 11 de la noche. A esa hora, la secretaria del dirigente denunció ante el Departamento de Investigación Criminal de Chanchamayo y el Ministerio Público que Javier Cruz había sido secuestrado, luego de recibir un mensaje desde el mismo número de la supuesta víctima.
En la comunicación, el dirigente aseguró que lo matarían si no se depositaba la suma de 50 mil soles en una cuenta del BCP o del Banco de la Nación a su nombre.
Alarmada, la secretaria alertó a los comuneros para reunir el dinero, pero no llegó a recaudar el monto porque la Policía intervino rápidamente. Según fuentes de Huanca York Times, la clave para desmontar el presunto secuestro fue la geolocalización del teléfono celular del dirigente.
¿Qué fue lo que pasó?
Según las primeras informaciones, a las 8 de la mañana de este lunes, el líder yanesha Javier Jaime Abel Cruz se presentó en la comisaría de Huancayo, luego de permanecer como desaparecido desde el viernes 30 de mayo. En su declaración, alegó que sus presuntos captores lo dejaron en un descampado, luego de ser víctima de secuestro a la salida de una reunión en el distrito de Perené, en Chanchamayo.
Pero la Policía mantenía la hipótesis de que se trataba de un autosecuestro.
Los investigadores indicaron que la georreferenciación del celular del dirigente indígena, de cuyo número llegaron mensajes amenazantes a sus familiares y personas cercanas, indicaba que se encontraba en Huancayo, en cercanías del Cerrito de la Libertad. Aunque, las fotos y los mensajes amenazantes decían que estaba en Pasco.
Uno de esos mensajes pedían un rescate de S/ 20 mil soles, si no, “lo venderían pieza por pieza”. Ese día el dirigente hizo un retiro de fondos en favor de su comunidad Alto Yurinaki.
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