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¿ Le estamos dando realmente el valor a nuestros datos personales? Hoy en día, en un mundo tan interconectado, es fácil pedir y entregar nuestros datos, o simplemente dejar huellas digitales sin establecer límites. 

Y no me refiero solamente, por ejemplo, a datos bancarios o contraseñas, sino a nuestro número de celular, ubicación, email, entre muchos otros. Aquellos datos que son la puerta -o ventana- de entrada a los ciber atacantes. 

Y mientras como sociedad aún no dimensionamos completamente la importancia de la privacidad de los datos personales, las empresas tienen una responsabilidad aún mucho mayor y es luchar con la necesidad de estar lo suficientemente protegidos para evitar ciberataques que deriven en expuestos para los clientes. 

Los delincuentes cibernéticos roban sigilosamente, sin que nosotros o las empresas se den cuenta. Empiezan por detectar ‘puertas’ abiertas para comenzar con el ataque, lo que usualmente se consigue a través de un correo electrónico con remitente falso para hacer clic o incluso un software malicioso. 

Son astutos porque roban poco a poco. Es como dejar la ventana abierta de nuestra casa y darnos cuenta tiempo después que el ciberdelincuente se apoderó de un cuarto para dormir ahí y espiarnos. 

Por eso, la protección de los datos es un trabajo en equipo entre varias partes: 

  1. Las personas o usuarios: Cada vez que uno entrega sus datos, debe responder a la pregunta ¿realmente tengo que hacerlo y sé para qué los van a usar? Nosotros somos el primer filtro cuando abrimos una nueva cuenta digital, definimos una contraseña o damos permisos a una app. Eso, sumado a la información que entregamos, por ejemplo, en redes sociales, nos da cuenta de qué tan vulnerables son nuestros datos personales. 
  2. Las empresas: Un estudio de IBM reveló que el costo promedio de una filtración de datos para una empresa es de USD 2.09 millones de dólares, en América Latina. Eso quiere decir que las organizaciones quedan en jaque cuando un ciber atacante toma el poder de los datos, así que la mejor manera de prevenirlo es teniendo una estrategia robusta de seguridad. No solamente se trata de detección sino prevención de los ciberataques, y allí es clave el uso de una tecnología como Inteligencia Artificial. 
  3. Los colaboradores o empleados de las empresas: Revisar con lupa toda la información que se envía, a quién se envía o dónde se hace clic en un email, tiene que ser la prioridad de cada persona cuando trabaja y puede hacer la diferencia a la hora de un ataque cibernético. Eso, sumado al cambio constante de las contraseñas de las aplicaciones empresariales, sin reutilizar las anteriores o las de aplicaciones personales, y un uso adecuado de almacenamiento de archivos en nubes autorizadas. 

Cuando esos tres jugadores hacen su parte, se convierten en un bunker difícil de vulnerar por los ciberatacantes. En protección de datos personales cuando gana uno, ganamos todos

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