Ocho unidades bomberas intentan controlar el incendio en el centro juvenil donde 400 internos permanecen en riesgo. Autoridades confirman que el incidente comenzó tras un intento de motín. Vecinos exigen acelerar la reubicación del centro, ya anunciada por el gobierno.
Un incendio estalló anoche en el reformatorio «Maranguita» de San Miguel, tras un intento de motín donde internos quemaron colchones en el patio central. Ocho unidades bomberas trabajan para controlar las llamas mientras policías y municipales evacuan la zona. El centro, que alberga a 400 adolescentes, ya estaba en la mira por su próxima reubicación tras una fuga en mayo.
Detalles de la emergencia
Vecinos alertaron a las 9:20 p.m. al ver llamas y humo salir del edificio. Bomberos confirmaron que el fuego comenzó durante un motín, aunque aún investigan si hubo heridos. El lugar, criticado por su hacinamiento, será trasladado al interior del país según el ministro de Justicia, Juan Alcántara. El nuevo centro juvenil planea alojar a 3,000 adolescentes, medida que vecinos y la municipalidad de San Miguel apoyan desde hace años.
Respuesta de las autoridades
Policías y personal municipal cerraron el perímetro para evitar que transeúntes resultaran afectados. INDECI recordó protocolos básicos ante incendios: mantener la calma, evacuar hacia zonas seguras y no usar ascensores. «El humo sube, por eso no se debe correr a pisos superiores», advirtieron. Mientras, bomberos seguían sofocando las llamas pasada la medianoche.
Contexto crítico
El «Maranguita» acumula denuncias por sobrepoblación y fugas. La más reciente ocurrió en mayo, acelerando los planes de reubicación. Expertos señalan que estos centros, sin recursos ni personal suficiente, son polvorines. «Quemar colchones es un acto de desesperación», comentó un exfuncionario del sector bajo anonimato. El incendio revive el debate sobre las condiciones de los reformatorios en Perú.
Recomendaciones clave
INDECI insiste en usar extintores solo si se sabe manipularlos. De lo contrario, evacuar inmediatamente y llamar al 116. «Un trapo húmedo en nariz y boca salva vidas», recalcan. Mientras las llamas se apagan, la pregunta queda flotando: ¿Cuántas emergias más se necesitan para reformar el sistema juvenil?