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Augusto Lostaunau Moscol, historiador

 

En la antigüedad, las ciudades se fundaron por decisión divina. Babilonia, “La Puerta de los Dioses”, se estableció porque los Amorreos recibieron una orden suprema para construir la ciudad en las orillas del río Éufrates; Roma, “La Ciudad Eterna”, fue fundada por los gemelos Rómulo y Remo; Cusco, “El Ombligo del Mundo”, fue fundada por los esposos/hermanos Manco Cápac y Mama Ocllo, luego que la vara de oro -que simboliza los rayos vivificantes del Inti- se hundiera en el Valle del Acamama. Estas ciudades, con el tiempo, cumplieron el “destino” trazado con anterioridad, se convirtieron en las capitales de grandes imperios comerciales, militares, políticos y culturales. Fueron el centro del universo para sus habitantes. Pero, su poder no era mundano; por el contrario, era divino.

La fundación de Tingo María, no se oculta tras el velo de una divinidad, pero la historia ha logrado desvelar ese misterio. Fue la intervención comercial directa del médico y explorados portugués Juan Martíns y José María Ruiz, lo que determinó que, a partir de 1830, el pequeño pueblo de Juana del Río empiece a perder su nombre para convertirse en la actual Tingo María. Aunque, aun no era “La Ciudad de la Bella Durmiente”. Por su importante ubicación a orillas del Río Huallaga, la futura “Puerta de Entrada de la Amazonía Peruana” tendrá una importante actividad comercial y cultural.

El abogado Eliseo Talancha Crespo, en su libro El Parque Nacional Tingo María, Guía histórica y ambiental de un área natural protegida del Perú (Amarilis Indiana Editores, 2020, Lima-Perú),edición auspiciada por la Municipalidad Provincial de Leoncio Prado y la Municipalidad Distrital de Mariano Dámaso Beraún (Las Palmas),nos invita a realizar un recorrido histórico por esta importante ciudad de la región rupa-rupa. Es importante precisar que Tingo María es la capital del distrito de Rupa-Rupa, provincia de Leoncio Pardo en la región (antiguo departamento) de Huánuco.

Utilizando textos importantes de José Varallanos y documentos de primera mano como la Visita de Íñigo Ortiz de Zúñiga, es que Eliseo Talancha Crespo, logra reconstruir una imagen histórica de los principales acontecimientos ocurridos durante el periodo colonial. Sacerdotes doctrineros y exploradores en busca de fortuna, se fueron asentando en las orillas de los principales ríos de la región. El contacto con los grupos étnicos locales les permitió conocer mucho mejor las características productivas y sociales. Aunque, lo difícil del camino, determinó la existencia de cierta autonomía. Es decir, pese a la conquista -y aunque parezca contradictorio- la región jamás se conquistó completamente. La Amazonía siempre se presentó como un espacio geográfico de refugio social y permanencia cultural.

Los inicios de la república fueron años en los cuales la región fue visitada por exploradores de diferentes nacionalidades. Algunos seguían buscando el mítico Dorado; mientras otros fueron atraídos por el potencial agrícola y ganadero. Además, la existencia de grandes ríos navegables que conectan con el Amazonas y permiten salir al Océano Atlántico, van convirtiendo a Tingo María en una ciudad de alto tránsito. Son estos exploradores, científicos y comerciantes, los que han influido en Lima, para el reconocimiento político de la región. A pedido de ellos, se fueron creando departamentos, provincias y distritos. Además, de una ciudad cosmopolita. Sus habitantes utilizan el castellano, el runa-simi, el portugués y el inglés para comunicarse. Además, de los idiomas amazónicos. Un crisol de idiomas que la hacen una Babel Amazónica.  Eliseo Talancha Crespo anota que:

“Tingo María es una palabra compuesta que deriva de la voz quechua tincocc o tincu y de la voz española María que, etimológicamente, podría conceptuarse como la unión, la reunión o el encuentro de María. El médico Antenor Seijas Rodríguez en su ensayo “Tingo María” escrito en 1940 y publicado en 1943 sostiene que el nombre de Tingo María proviene de dos palabras de origen quechua: tincco o tingo y mayo que significa río pero que posteriormente se degeneró por María. A nuestro juicio, la denominación de Tingo María es de origen quechua y español”. (2020: 28-29)

Se debe destacar que, pese a estar ubicada en la región amazónica, la presencia e influencia cultural del runa-simi es muy marcada. Desde época preincaicas, la región fue de mucha atracción para los pueblos andinos. La conquista y la república acrecentaron esa interrelación. Tingo María es hija de la confluencia de las culturas amazónicas, andinas y occidentales.

En el Perú, la imagen de la ciudad siempre está acompañada de una representación geográfica que la convierte en una dualidad inseparable. Lima y el Cerro San Cristóbal; Arequipa y el Misti; Huaraz y la cordillera Blanca; Puno y el Lago Titicaca; Piura y el desierto; etc. Tingo María y La Bella Durmiente. Eliseo Talancha Crespo nos indica que:

“La Bella Durmiente es el principal recurso del patrimonio ambiental de Tingo María, conformado por una cadena montañosa cubierta por un manto verde de frondosa vegetación, cuyo contorno se asemeja a la silueta de una mujer dormida, echada de espaldas y mirando al cielo. Se trata de un conjunto de cerros que a lo largo de diez kilómetros asemejan, en simétrica cadena, la figura de una mujer echada mirando al cielo con largos y sinuosos cabellos que se extienden hasta la Cueva de Las Pavas y cuyos pies están tendidos con dirección a la incógnita zona de Monzón. Su base está ubicada a 675 m.s.n.m., y por sus entrañas discurren los ríos Huallaga y Monzón”. (2020: 69)

Con el tiempo, La Bella Durmiente se ha convertido en un elemento identitario para la ciudad y los ciudadanos de Tingo María. Su presencia reafirma el origen amazónico. Además, su figura está presente en los principales escudos de las instituciones distritales, provinciales y regionales. Es un recurso turístico que se convierte en un motor económico y laboral. Y, ser un recurso verde hace de Tingo maría una ciudad ecológica comprometida con la preservación y defensa del medio ambiente. Es importante resaltar que Eliseo Talancha Crespo nos presenta una serie de mitos y leyendas sobre el origen de La Bella Durmiente. Un material muy importante para el conocimiento de la cosmovisión y el folklore local.

Pero, La Bella Durmiente está ausente en los documentos coloniales y republicanos del siglo XIX. Eliseo Talancha Crespo presenta una serie de documentos de primera mano donde se puede percibir la ausencia de comentarios a la belleza natural de esta cordillera. Son importantes y valiosas descripciones sobre las características geográficas y los potenciales económicos. Nada más. Entonces, el autor plantea que La Bella Durmiente se hace visible con la construcción de la carretera de Huánuco al Bajo Ucayali. El autor anota que:

“Según fuentes orales de colonos y publicaciones periodísticas diversas, el poeta, político y exalcalde de Tingo María, César Augusto Gayoso Picón sería el descubridor y autor de la designación de la conformación natural como «La Bella Durmiente», en circunstancias que en 1937 trabajaba en la construcción de la carretera Huánuco-Tingo María. Una de las primeras casas que se edificaron en las cuatro primeras cuadras de la actual avenida Raimondi correspondió a don César Augusto Gayoso Picón, quien implementó su restaurant «El Paisanito» que congregaba a la sociedad tingalesa de entonces”. (2020: 147)

No cabe duda de que El Parque Nacional Tingo María, libro del abogado huanuqueño Eliseo Talancha Crespo es una buena investigación que recorre desde la historia, y basándose en fuentes documentales de primera mano, el pasado y el presente de la ciudad de Tingo María junto a La Bella Durmiente. Una lectura mayor que nos permite conocer un proceso urbano en la Amazonía peruana. Un gran aporte que merece ser destacado. Y, principalmente, el autor nos entrega sus fuentes. Las publica para sostener su propuesta de investigación. Una tradición editorial que fue practicada por grandes investigadores sociales como Jorge Basadre Grohmann o Raúl Porras Barrenechea. Los libros son buenos, aunque son mejores cuando el autor comparte para la comunidad sus fuentes, cuando las publica y permite que nuevas miradas y nuevos enfoques surjan de las mismas. Y nos quedamos con una de las reflexiones finales de Eliseo Talancha Crespo:

“Cuando se logre entender que el turismo sostenible es otro beneficio directo que genera un área natural con un efecto multiplicador en la economía local y nacional, la actividad turística en áreas naturales protegidas promoverá el involucramiento de las poblaciones locales organizadas, a través del fortalecimiento de capacidades, de modo tal que se facilite su óptima articulación con esta actividad y el desarrollo sostenible”. (2020: 327-328)

Así es, el turismo no sólo es una actividad económica que origina una cadena de servicios a favor del visitante y del local. También es importante para generar una política de preservación y conservación del medio ambiente y de las tradiciones culturales de una sociedad. Significa fortalecer la identidad de los lugareños. Un sistema de servicios turísticos establece la necesidad de una política turística y el desarrollo de una cultura turística. Para alcanzar este objetivo se hace necesaria la relación e interrelación entre el gobierno nacional y los gobiernos locales. Y con ello, capacitar a todos los ciudadanos en el manejo de los bienes y los recursos turísticos.