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El congresista de Acción Popular Darwin Espinoza fue ampayado, prácticamente con las manos en la masa, empleando recursos del Estado para crear su propio partido político.

Además de “traidor”, como lo han motejado sus correligionarios, por formar una agrupación política paralela –'Movimiento Regional Adelante Áncash’– a Acción Popular, se muestra como uno más de los típicos políticos que llegan a ciertas cotas de poder con la única finalidad de buscar el beneficio propio o el de los suyos.

El sindicado integrante de los ‘Niños’ de Acción Popular, grupo de parlamentarios seguidos de cerca por la Fiscalía, ya que se les acusa de haberse coludido con las fechorías tramadas por la red que encabezaba el expresidente Pedro Castillo, fue puesto al descubierto en la última edición del programa Punto final.

Este flagrante y grosero uso de recursos públicos, que pagan los sufridos contribuyentes peruanos, se suma así a los antecedentes de tramas de sobornos que se cortaron con el apresamiento del chotano luego de haber intentado cerrar el Congreso y convertir nuestra democracia en una dictadura. No olvidemos que estos ‘Niños’ se constituyeron en la piedra de toque en que se apoyó el castillismo para sacar adelante en el hemiciclo de la plaza Bolívar normativas demagógicas que causan gran daño al país.

Y no es la única manera en que el esperpento en que se ha convertido la bancada acciopopulista, cuyo dudoso honor es estar conformada ahora íntegramente por personajes que la justicia viene investigando por hechos dolosos, busca aprovecharse de las arcas estatales.

Perdiendo todo atisbo de decoro, los llamados ‘Niños’ se han dado el lujo de presentar en la víspera dos proyectos de ley con similar propósito: uno que permite a los familiares de los funcionarios, entre ellos, cómo no, los congresistas, contratar con el Estado, y una segunda iniciativa que restituye la inmunidad parlamentaria. Es decir, impunidad para los parlamentarios que infrinjan la ley.

Es cierto que un grupo de parlamentarios de AP se ha retirado de la bancada oficial en el Congreso, pero es triste y vergonzoso lo que está ocurriendo con el partido fundado por un hombre probo como fue Fernando Belaunde Terry, dos veces presidente de la República.

Si el Poder Legislativo no sanciona de verdad prácticas delictivas tan alevosas en su propio seno, la democracia peruana solo estará haciéndoles el juego a quienes pretenden destruirla.