Super Mensajes

Tengo una teoría: el fútbol es el deporte rey porque es tan injusto como la vida. Puedes hacer tu mejor partido y perder por goleada; puedes no dar ni dos pases seguidos y ganar de pelota parada; puedes darlo todo e irte sin nada.

Eso es el fútbol, un deporte y un estilo de vida injusto como ningún otro. Y, en esa línea, se suponía que el VAR (videoarbitraje) llegaría para imponer justicia en esta siempre polémica y -sobre todo- dudosa liga, pero no. Fue peor.

¿Y cómo pedirle justicia si apareció -de la nada- por primera vez en el fútbol peruano directamente en una final de campeonato y solo en la ida? Sin entrenamientos previos, sin árbitros calificados, sin certificaciones, sin auditorías ni garantías.

¿Cómo pedirle justicia si en el partido de vuelta hubo diversas polémicas, pero en ninguna el VAR se “dio cuenta”? Brilló por su ausencia despertando el debate de honradez e imparcialidad, el mismo que se mantiene hasta estas fechas.

¿Cómo pedirle justicia si, en este 2024, todas las polémicas se deciden de maneras distintas? ¿Una barrida con los toperoles arriba es amarilla para una camiseta porque no había intención, pero es roja para otra porque la intención no importa?

¿Cómo pedirle justicia si en algunos estadios los hombros son considerados como manos para anular un gol y en otros los brazos completamente abiertos “no tenían intención” y les permiten seguir jugando, y evitar o marcar tantos?

¿Cómo pedir justicia si en algunos partidos se favorece que el fútbol fluya y no se revisa mucho, mientras que en otros se chequea con detenimiento cada acción, cada jugada, cada gol, como quien busca una traición...?

¿Y cómo pedirle justicia a la Comisión de Disciplina si algunos jugadores tienen licencia para acosar, gritar y hasta para insultar públicamente, pero otros son amonestados tan solo por reclamar? Las pruebas están por todos lados; es fácil googlear.

A pesar de lo escandaloso del manejo del VAR en la Liga 1, la elección siempre es callar, trabajar más, agachar la cabeza y arar porque, “al final, todo se equilibrará”, pero no. Eso no es verdad. ¡Alguien tiene que reclamar!

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