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Es curioso que una guerrilla de mercenarios que actúa contra Ucrania y otros países del mundo donde intereses geopolíticos de Rusia están en juego tenga el nombre de Richard Wagner, quien, por su nacionalismo, música grandilocuente y escritos antisemitas, sirvió de inspiración cultural al nazismo y más paradójico es que mercenarios neonazis se involucren en una guerra en la que Putin dice tener el propósito de “desnazificar” a Ucrania de un gobierno presidido por el judío Zelensky.

La empresa Wagner fue fundada por un exagente de élite del Ejército ruso admirador del nazismo, Dmitri Utkin, quien, al regresar de la guerra en Siria, contrató a mercenarios cuya misión conjunta con el Kremlin fue la de luchar junto a los separatistas prorrusos del Dombas, en Ucrania, luego de la invasión ordenada por Putin a Crimea en 2014. Desde entonces, el oligarca de empresas de comida y chef personal de Putin, Yevgeny Prigozhin, se convirtió en el líder de la guerrilla Wagner.

Los mercenarios de Wagner, junto con milicias islamistas del aliado de Putin, el gobernador de la provincia de Chechenia, Ramzan Kadyrov, se convirtieron en las principales puntas de lanza de las victorias rusas en Ucrania, pero, a medida que el Kremlin fracasó en proveer de municiones básicas a sus tropas y aliados en el terreno de guerra, varios soldados huyeron tras la contraofensiva ucraniana y tanto Prigozhin como Kadyrov expresaron su disgusto ante las malas decisiones del entorno militar que rodea a Putin. Prigozhin divulgó en diciembre un video en que culpa al ministro de Defensa, Shouigú, y al jefe de Estado Mayor, Gerasimov, de engañar a Putin para conducirlo a una guerra “solo por el interés de algunos oligarcas” y mal diseñada. En octubre del mismo año, Kadyrov escribió por Telegram críticas a los generales de Putin y exigió tácticas más sangrientas en Ucrania.

Tras la rebelión de Wagner y la mediación de Bielorrusia, Prigozhin se exilia en ese país y habrá una tensa (¿pero duradera?) calma en Rusia. Mientras, el admirador de Hitler —quien se envenenó en su búnker— debe cuidarse de no tener un destino similar al de tantos otros rivales de Putin.