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Para que Javier Milei pueda concretar la prometida y ambiciosa reestructuración del sistema económico y social que ofreció durante la campaña electoral, no solo necesitará trabajar con un excelente equipo de ministros y funcionarios, sino también requiere un apoyo congresal que le dificultará el trabajo, ya que el partido con más escaños en la Cámara de Diputados y Senadores es el kirchnerista Unión por la Patria.

Es verdad, el peronismo está en crisis ante una de las derrotas más contundentes de su historia, pero este movimiento político sigue teniendo una inmensa fuerza en el Parlamento y en la calle. Por otro lado, el segundo partido con más presencia en ambas cámaras es Juntos por el Cambio (JxC),una coalición de partidos que sellaron una alianza electoral para desplazar a Cristina Kirchner del poder y conducir a Mauricio Macri a la presidencia en 2015.

La derrota de Patricia Bullrich en primera vuelta y el apoyo incondicional del sector de ella y Macri (el PRO) a Milei causó un divorcio de la alianza de JxC y ahora partidos como la Unión Cívica Radical y la Coalición Cívica-ARI, entre otros, no necesariamente votarán por todas las propuestas de ley que el nuevo gobierno proponga al Congreso.

Milei podría encontrarse en una situación parecida a la de los recientes presidentes de Perú o Chile, donde concertar con la derecha dividida y el peronismo, temporalmente fracturado entre kirchneristas y no kirchneristas, será muy difícil. También la mayoría de las gobernaciones y alcaldías está en manos del kirchnerismo y del ex JxC.

¿Qué le queda entonces a Milei? Ganarse a la calle en los primeros días de gobierno, cuestión que se ve difícil cuando pretende desmontar el sistema de clientelismo que el peronismo ha instalado en Argentina durante décadas.