Las consecuencias de una pésima gestión gubernamental, sumadas a los atropellos de un Congreso irresponsable, nos están empezando a pasar factura y los indicadores de pobreza que reporta el INEI lo confirman; por eso será que habrían ordenado, desde Palacio, que no se publique nada para tratar de tapar el sol con un dedo, dizque por razones de fuerza mayor, como reza el infame comunicado de prensa que tiene un tufillo a intromisión grosera del poder para que el país no conozca la realidad y la verdad de los datos de pobreza.
Ahora que tenemos acceso a la información del INEI que el Gobierno quiso esconder, nos sorprende y preocupa que la pobreza extrema haya superado los niveles que se dieron durante la pandemia, porque hay aproximadamente casi dos millones de pobres extremos, retrocediendo en el avance sostenido que se había logrado en este milenio para reducir la pobreza y pobreza extrema. Será por esto que el Gobierno no quería que se dieran a conocer los datos que avergüenzan a la pésima gestión de Perú Libre, primero con Pedro Castillo y ahora con Dina Boluarte.
Aquí está, pues, el Gobierno que se sometió a los designios de un Congreso desprestigiado, que tiene a delincuentes y no congresistas que han estado atentando contra el país con cada ley inconstitucional que aprobaban para favorecer hasta economías ilegales y la farra fiscal con el presupuesto de todos los peruanos; no es gratuito que estemos por perder el grado de inversión, como ha publicado la calificadora S&P, a consecuencia del ruido político, porque es evidente que toda esta ignominia que comete a diario el Congreso, con el aval cómplice del Ejecutivo, iba a tener consecuencias.
La Encuesta Nacional de Hogares (Enaho) se usa para estimar la pobreza monetaria y durante estos años que hago seguimiento a la información que recopila el INEI podría afirmarse que es bastante confiable, aunque como toda entidad del Estado no está exenta a cualquier tipo de injerencia política con el objetivo de maquillar los datos obtenidos.
Este tipo de manipulación estaría muy lejos de la realidad, más aún cuando la información del INEI se puede contrastar con otros indicadores como el IDH. La realidad es que ya se está teniendo consecuencias, justamente en los sectores más vulnerables, por eso la indignación y la rabia con el actuar delincuencial del Congreso que juega en pared con la Defensoría, el TC y el Ministerio Público.
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