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De cierta forma, en las últimas décadas, el Perú venía atravesando estabilidad política y económica; claro está, sin ser ajeno a grandes escándalos de corrupción y políticos pero, los cambios de gestiones democráticas generaban un clima de cierta estabilidad, que despertó el interés para las inversiones nacionales y extranjeras, mejorando el consumo interno y la economía; obviamente siempre con las dificultades que se atravesaban pero, en medio de todo, el país reflejó un importante crecimiento económico; salvo en el gobierno del presidente Humala, donde los indicadores no fueron óptimos pero se mantuvo la dinámica de los mercados.

Lamentablemente, el gobierno del presidente Kuczynski generó toda clase de intereses subalternos y pugnas, sumadas a un incremento desmedido de movimientos migratorios promovidos por ciertas mafias que los fomentan, dizque por razones humanitarias. La poca visión de ese gobierno no advirtió el fenómeno social y económico que se podía generar. A esto se suman los escándalos de tráficos de influencias y otros delitos que aún son materia de investigación.

Las pugnas por el poder no terminaron con la renuncia del presidente Kuczynski en medio de una evidente vacancia. La crisis se agudizó y se generó la disputa por el poder entre sus vicepresidentes Mercedes Aráoz y Vizcarra Cornejo para que, finalmente, sea éste último, quien asumiera la presidencia de la República. Vizcarra en poco tiempo también fue sometido al Parlamento por la contratación de un asesor ministerial, vacancia que en ese momento no prosperó. Sin embargo, en plena crisis sanitaria, fue vacado por hechos vinculados a su gestión como presidente regional de Moquegua. Lo que vino después, lo estamos viviendo.

Este recuento de hechos refleja de manera resumida la grave crisis, de dimensiones nunca antes vistas, por la que viene atravesando el Perú.
En medio de una cuarentena flexibilizada, el pueblo espera mayor presencia y decisión de sus gobernantes. El Perú exige que cese la lucha por ostentar el poder entre ciertos sectores de la clase política, así como entre izquierdas y derechas.

El Perú es un país con una historia impresionante que no merece a estos figuretis de la política, son la vergüenza de nuestra historia. Por ello, eduquemos a nuestra niñez y juventud en la virtud nacional y en el amor a la Patria. Hasta la próxima semana.

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