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Las elecciones internas definirán los candidatos presidenciales y hay ansiedad por competir como si fueran a ganar el premio mayor, parecería que no quieren ver la dimensión de la crisis política, moral, de salud y de economía, la mayor vivida en la república.

Bien ha dicho Antero Flores Araoz, hay mucho aventurerismo y mesianismo, cualquiera se siente predestinado para ser Presidente, aunque a ojos vista carezca de calidades, conocimientos y experiencia.  Tal grado de irresponsabilidad es increíble y configura total falta de respeto a la patria. Tan irresponsable es quien postula sin capacidad como el equipo que lo acompaña en su ambición del poder para aprovecharlo como si fuera un botín.

No solo vemos deshonestidad también segmentación y anarquía, 24 agrupaciones legalmente aptas para participar, obligadas a hacerlo para no perder su inscripción en el Registro a lo que se agrega que deben pasar la valla electoral. Esta legislación genera un incentivo perverso que nadie ha reconsiderado oportunamente. Solo miran el poder como meta alcanzable sin demostrar vocación de servir.

Sin ideologías la oferta es demagógica e irreal, sin valores que permitan fidelidad, estabilidad y altura en el compromiso político. Candidatos recién afiliados, vientres de alquiler, afán de protagonismo y de ganancias, contradicciones sin vergüenza. Y una reforma política que no lleva a nada bueno salvo el positivo aspecto del financiamiento. El debate espera y en él deberían figurar como temas: representación,  viabilidad democrática, defensa de las instituciones, bicameralidad, reelección parlamentaria, entre otros.

Nos queda rogar por un gobernante honesto y calificado, por un concertador de alto nivel que impulse la unidad nacional y descarte la confrontación sistemática. Los candidatos, salvo honrosas excepciones, son parte de un problema que tiene como telón de fondo a un gobernante altamente desconfiable por sospechoso de corrupción. Hasta ahora solo vemos falta de ideas, mesianismo, figuretismo, demagogia, inseguridad, desencanto e incertidumbre. Todo para preocupar.