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En noviembre del 2014 se expuso en el famoso museo parisino del Louvre la muestra Philippe Djian, Voyages. En ella se encontraba la obra del escultor peruano Martín Salazar.


El artista cuenta al Diario Oficial El Peruano que para la inauguración de la muestra debía viajar al Perú por asuntos familiares y no tuvo oportunidad de difundir ese logro suyo. “Pero como me dicen mis amigos, me puedo morir tranquilo”.

Salazar es del barrio de Tarapacá, en el Callao. Su familia es descendiente de aquellos peruanos que a inicios del siglo XX emigraron de Arica e Iquique al pasar esa zona a control de Chile.

Uno de los recuerdos familiares que se transmitió de generación en generación era que el bisabuelo fue ferroviario en Arica. Martín Salazar especula que de allí viene la vena viajera de su obra.

Relata que antes de exponer en el Louvre tuvo la oportunidad de trabajar con el conservador en jefe del museo, Pascal Torres, cuando este era jefe de la colección Edmont Rothcshild. En el 2010 lo invitó a participar en una muestra en Beijing con una pieza que dialogaba con la célebre colección.

Unos años después, Torres lo propone al escritor Philippe Djian para una muestra que estaba curando para el Louvre.

“Para la exposición, me propuse concebir una obra que sea intemporal, donde esté presente la idea de partir, llegar, ponerse en movimiento, dejar cosas o todo, recomenzar, viajar hasta imaginariamente, etcétera”, explicó sobre su trabajo.


“La visión de un tren que marcha a lo lejos me deja siempre en modo de contemplación muy extraña, es como si de pronto todo se detiene a la vista de ese desplazamiento y me hace soñar despierto”, indica el artista recordando el lazo con su antepasado ferroviario.

Salazar añade que no conoce otro caso de un peruano o latinoamericano que haya expuesto en el Museo del Louvre. Sin embargo, refiere que habría que investigar.

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(FIN) DOP/RES

Publicado: 1/7/2022