En el mundo de las inversiones no solo es necesario preguntarnos dónde invertir sino más bien qué es lo que queremos lograr al realizar esa inversión, y para ello es de suma importancia conocer el “apetito de riesgo”, a menudo malinterpretado, que puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso financiero.


De acuerdo con Leonardo Baptista, jefe de Asesoría en Perú de SURA Investments, uno de los errores más comunes y costosos es confundir el apetito de riesgo (cuánto estamos dispuestos a arriesgar para lograr nuestras metas) con la tolerancia al riesgo (cuánta volatilidad podemos soportar sin entrar en pánico). 




En un escenario financiero actual marcado por altas tasas de interés, conflictos geopolíticos y resultados electorales inciertos, conocer tu perfil es crucial, y por ello Baptista comparte 3 claves para identificarlo:

1. Define tus objetivos y plazos: ¿Inviertes a corto, mediano o largo plazo? Tus metas pueden ayudarte a decidir mejor para entender el riesgo que estás dispuesto a asumir. Las inversiones a corto plazo, generalmente con un horizonte de menos de un año, suelen enfocarse en preservar el capital y obtener rendimientos modestos con baja volatilidad. Para aquellas inversiones a más de un año, es fundamental que conozcas tu perfil como inversionista y en función a eso definas el plazo de inversión para buscar opciones desde preservar tu capital, generar rendimientos superiores a los depósitos a plazo o el crecimiento de capital en el largo plazo. Debes tener claro que a mayor plazo se podría asumir un mayor nivel de riesgo, ya que se espera que las posibles fluctuaciones del mercado se compensen con el tiempo y se traduzcan en una mayor rentabilidad. 

2. Tu respuesta emocional es clave: ¿Te asusta una caída del mercado o la ves como una oportunidad? Ante la posibilidad de una corrección o un desplome significativo, es natural que surjan sentimientos de incertidumbre y aprehensión. Sin embargo, para aquellos inversores con una perspectiva a largo plazo y una comprensión sólida de los fundamentos económicos, estas mismas situaciones pueden representar oportunidades estratégicas para adquirir activos de calidad a precios más atractivos. 

3. Evalúa tu nivel de conocimiento y preparación en inversiones: Antes de sumergirte en el mundo de las inversiones, es fundamental entender que el conocimiento es tu mejor activo. Considera qué tan familiarizado estás con los conceptos básicos como la rentabilidad esperada, la diversificación y los diferentes tipos de instrumentos financieros. Invertir sin comprender estos fundamentos es como escalar una montaña sin preparación, y puede llevar a decisiones impulsivas o basadas en rumores. Tu nivel de preparación te permitirá construir una estrategia que tenga sentido para ti, evitando errores costosos y reaccionando de manera informada ante las fluctuaciones del mercado.

¿Conservador, moderado o dinámico?


Una vez que evalúes tu apetito y tolerancia al riesgo, lo más probable es que encajes en uno de los siguientes perfiles generales:

- Inversionista conservador: Prioriza proteger su dinero; busca estabilidad con inversiones de baja volatilidad como renta fija.
- Inversionista moderado: Busca equilibrio entre protección y crecimiento; invierte de forma controlada en tendencias como el 'nearshoring'.
- Inversionista dinámico: Ve la volatilidad como oportunidad; invierte en tendencias de alto crecimiento como inteligencia artificial o transición energética para mayor rentabilidad.

En un mundo financiero en constante cambio, contar con asesoría experta que te guíe en la definición de tu perfil y en la construcción de una estrategia adecuada es fundamental para navegar la incertidumbre y alcanzar tus metas financieras. Una vez que conoces tu perfil, la estrategia de inversión se vuelve más clara y efectiva, permitiéndote aprovechar la situación actual y estar preparado antes de tomar cualquier decisión de inversión.


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(FIN) NDP/GDS


Publicado: 28/6/2025
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