Sebastianvelasquez

Las pérdidas en la infancia (por ejemplo, los abandonos de hogar) pueden generar comportamientos de alejamiento, desapego, resentimiento y suspicacia en las niñas y los niños.

Las memorias de nuestros padres y los discursos que van construyendo el entramado familiar, incluso si no los recordamos, pueden motivar la construcción de nuestra identidad.

Las fake news logran viralizarse debido a los sesgos, los estereotipos y las ideas preconcebidas. En otras palabras, deben su proliferación a errores de pensamiento.

Desde la psicología y la neurociencia, sabemos que las personas que presentan, por ejemplo, TDAH o autismo, pueden almacenar pequeños bolsones de genialidad.

El bienestar no es inmediato: depende del esfuerzo de cada persona para lograrlo.

Un grupo de personas, luego de reencontrarse con sus seres queridos, bien por videollamada o de forma presencial, siente una sensación de extrañeza que puede tomar la forma de tristeza, debido a la realidad no se condice con sus expectativas.

Las videollamadas se han convertido en la vía regia para la conectividad social a causa de la pandemia. Sin embargo, en contra de la lógica vigente, no reemplaza, emocional y socialmente hablando, los beneficios de las interacciones presenciales.

El Día de la Madre me recuerda una de las actividades más beneficiosas para el desarrollo de las niñas y los niños: la lectura de cuentos.

En las redes sociales se puede encontrar un gran cuerpo de estrategias para abordar síntomas psicológicos que se promociona con el adjetivo «terapéutico», aunque no lo sea.

La gratitud no solo es un valor de nuestra sociedad, sino una de las más altas capacidades sociales que posee nuestro cerebro.

Los electores que se convierten en fanáticos de un partido o ideología política tienden a elegir candidatos de forma poco analítica de acuerdo con las investigaciones en neurociencia y ciencia cognitiva.

Las elecciones presidenciales y congresales han polarizado los votos hacia facciones político-económicas extremistas. Esto podría deberse a que las personas, sometidas a una situación emocional intensa, como la pandemia, han elegido candidatos de forma impulsiva y no de modo analítico.

La neurociencia y la psicología explican que las elecciones políticas no son precisamente racionales, dado que se ven implicados mecanismos mentales y estructuras cerebrales que tienen que ver con la agresión defensiva.

De todas las etapas de nuestra vida podemos extraer las mejores cualidades. En el caso de la infancia, existen tres atributos que conviene conservar: la capacidad de adaptación, el contacto con el lado más genuino de la personalidad y la creatividad.

La resiliencia es la capacidad psicológica que permite que las personas, luego de afrontar un evento demandante, vuelvan a su estado previo sin desarrollar síntomas mentales.

La pandemia y las medidas de confinamiento pueden haber generado efectos reversibles en el desarrollo de las niñas y los niños.

Cuando elegimos un candidato, puede que nuestras decisiones no sean completamente objetivas y estén, por el contrario, influenciadas por errores de pensamiento.

La empatía debe ser el centro medular de todas las decisiones políticas para que el beneficio alcance a todas y todos los peruanos.

El caso del vacunagate nos muestra una vez más la facilidad que tienen las personas para observar «la paja en el ojo ajeno» y la dificultad que poseen para revisar sus propias flaquezas, específicamente, su propia corrupción.

Una posible explicación al incumplimiento de la cuarentena y del distanciamiento social podría encontrarse en el cerebro y en su necesidad psicológica por tener contacto social.

La pandemia es una situación extrema que continúa su avanzada, lo que no nos permite elaborar y procesar lo que vamos sintiendo.

Este nuevo anuncio de cuarentena ha vuelto a despertar a aquel monstruo primigenio tan conocido en el mundo de la psicología y la neurociencia como el «pensamiento irracional».

La injusticia, que se puede presentar en cualquier momento de nuestro día, es un fuerte activador de nuestro cerebro y de las emociones.